sábado, 23 de enero de 2010

Poemas de Gabriel Apaza Mamani


poemas

PARA ESTA CONFESIÓN MENOR

Blanca
Sin violines de indolencia
Un ave noctámbula me hizo partituras de silencio
Pedí del amor sus lanzas
Los crepúsculos
Para discernir el extravío
Me dio un amasijo de otoño y luciérnagas
Dos gotas de poiesis
Donde los ángeles cubridores sucumbieron.

¿DE QUÉ POEMA ERES EL ALBA
AHORA?


Cuando mi casa
Es un borrador de palomas mutiladas
El confinamiento
De una implacable apostasía.

Cuando en mis ojos se deshojan las plegarias
Que solía encadenar a tus vestidos negros
¿De qué tabernáculo, de qué vino,
De qué espectros
De qué pan, escancia tus besos ahora?

SI TERMINAS DE DESLAZAR ESTE LIBRO
NO ME PIDAS QUE ABANDONDE A LOS ESTOICOS


La verdad de la poesía
Es el papel de la muerte despaciosa
Desde que te espero de yermo y monóculo.

Si lo terminas
Por la rara gitanería de la algazara y el olvido
Nada hallarás de mi biografía
Ni el decurso torcido
De un anémico cirio consagrado al amor
Donde tus crípticas gacelas
Impostaban sus dorados ágapes.
¿No sería mejor que interrumpas
Esta undosa borrasca?

LO QUE PASÓ ENTRE NOSOTROS
SE CONSUMIRÁ EN EL ALTAR DELEZNABLE
DE LOS POETAS MIRLOS


Será savia de arcángeles y lluvia
Que conmueva tus palomas
Melodía de sangre y arbustos
Donde un discípulo de Boudelaire muera.
Tú decías que era ficción
Abdicación momentánea de tus alfombras,
Pero fue caída vertiginosa
Sobre una flora coruscante,
Polvo luminoso de reinos solitarios.
Cuando, criptoanalista, descubrí
Que los marfiles
No se depositaban más en los lugares del amor.

DEJAMOS EN EL ARCA
UN HIJO DE NOMBRE ELÍAS


Rosa desnuda que logró desgajar la luna.

Dejamos el ritual donde los violines
Tejían tus escrituras secretas,
¿Dónde desgastas tus muslos de seda
Que abrigaban mis versos de las hogueras?

NIÑA DE LOS SILENCIOS COMO ROSAS

Ahora
La tersura de tu piel es rosa egipcia
Nos cría la voluptuosidad
De los ataúdes
Amor,
Por ello
Te consagro
Sacerdotisa de los templos de Comala
Depositaria de mis lápices.

DE TRINOS Y SOLITARIA ERA LA MAÑANA
CUANDO ME DISPUSE A MORIR


Al caer los primeros letrados
Escribí en la fuente más púdica
Un poema que espera a los nuevos cántaros
Un sable del pasado y los adioses.
Me pareció echarle una ciega profecía
Una anticipación al madero
Una criatura de pan y rosas.
Cuando yo caiga fulminado seguirán solos
Ese cántaro, esa mañana, ese poema.

bio/biblio
Gabriel Apaza nació en Moho el 26 de marzo de 1969. Ejerce la levitación y la rebelión abierta. Místico sin dios, apátrida, chelero y adicto a la lectura. Es Director de la revista de literatura Consejero de lobo, y de el mensuario El zorro de arriba. Sus poemas sufrieron varias publicaciones pero uno sólo orgánico Aporía, la duda de la luciérnaga o sus heridas deshojadas (Puno, 2001). Actualmente se dedica a otros menesteres menores como el estudio de la filosofía de Kierkegaard y la filología de Agustín García Calvo y los sermones de Buda. Tiene dos caballos, un faisán dorado y una vaca. Tiene un hijo y es un padre ejemplar.

Publicado por Martí­n Zúñiga:: 10:21 AM ::

Tomado de: http://urbanotopia.blogspot.com/2008/01/gabriel-apaza.html

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