domingo, 31 de enero de 2010

Condiciones de textualidad en “Obituario del Búho” de Walter Paz Quispe


Escribe: Glinio Cruz *

A fin de contrarrestar la extrañeza, la indiferencia, la envidia o el mero desdén que la publicación de “Obituario del Búho” del poeta Walter Paz despertó en la “crítica literaria”, se emprendió una investigación literaria de dicho poemario, ya que se trata, como veremos, de una valiosa contribución a las letras puneñas.

Asumiendo los presupuestos de las nuevas disciplinas del lenguaje, se ha dejado en claro que no todo conjunto de palabras o frases inconexas constituyen un texto. Es por eso que muchos “poemas” --y sucede otro tanto en la narrativa-- no resisten ni el más inofensivo análisis en sus condiciones de textualidad, o peor aún, en sus estructuras globales, si es que su autor conocía de ellos y los tuvo presente.

La textura, generada a partir de condiciones indispensables, hace que un texto sea tal. Un poema es, en última instancia, un texto lírico; es decir, una construcción lingüística en versos. De ahí que sea factible un análisis, en este caso, con los presupuestos de la lingüística textual.
La interpretación del poema “Blu”, motivo del presente artículo, es una de las tantísimas que pueden realizarse, pues, como lo afirma Teun A. van Dijk, afamado lingüista europeo que prologa “Obituario del Búho”, un poema no es un texto didáctico, sino un laberinto en el que cada uno debe buscar sus propios caminos, por ello discrepamos con los que exclaman: ¡significa esto y punto! (sic). Leamos el texto:

BLU

Llorad
por el cántaro roto de tus ojos
porque allí habitaba
una virgen
que hacía florecer un organdí la
penúltima noche
de tu boca llena de peces.
Gritad
por la noche decapitada
porque allí soñaba
un ciego de colores
de la fruta madura
y en un percal de nubes
mis manos bordaban el recreo
de tus ángeles pupilas.


En el poema “Blu” encontramos dos enunciados:

a) Llorad / por el cántaro roto de tus ojos/ porque allí habitaba/ una virgen/ que hacía florecer un organdí la/ penúltima noche/ de tu boca llena de peces.
b) Gritad/ por la noche decapitada/ porque allí soñaba/ un ciego de colores/ de la fruta madura/ y en un percal de nubes/ mis manos bordaban el recreo/ de tus ángeles pupilas.
Respecto de los mecanismos de cohesión, en el enunciado a) se encuentra el conectivo de causa-efecto “porque” (Llorad / por el cántaro roto de tus ojos/ porque allí habitaba/ una virgen); además, está presente el mecanismo cohesivo sustitución de proforma adverbial representado por “allí” (Llorad / por el cántaro roto de tus ojos/ porque allí habitaba/ una virgen…). En el enunciado b) se encuentran los mismos mecanismos del enunciado a) además del conector de tipo aditivo “y” (y en un percal de nubes/ mis manos bordaban…).

Otros mecanismos son: el cohesivo paralelismo manifestado en los elementos “tus ojos”, “tu boca” y “tus ángeles pupilas”, los cuales relacionan ambos enunciados. Por otro lado, también, encontramos el mecanismo de cohesión léxica de tipo repetición representado por el elemento “noche” que también relaciona los dos enunciados. Así pues, el poema “Blu” es un texto lírico cohesivo.
Referente a la coherencia textual, diremos que el marco del texto es la causalidad. El concepto que funciona como centro de la red del mundo textual es el elemento “ojos”. A partir de este concepto se generan dos tipos de relación:

a) De tipo co-ocurrencia, donde el concepto “ojos” se refiere al órgano de la visión en los seres humanos y en los animales. En el mundo textual del poema, el concepto mencionado es núcleo de un conjunto de ocurrencias: “llorad”, “cántaro”, “ciego”, “nubes” y “pupilas”.
b) De tipo causa-efecto, aquí se aprecia la etiqueta de vinculación de tipo “causalidad” debido a que el concepto “ojos” genera las demás acciones: “Llorad”, “habitaba una virgen”, “noche decapitada”, “habitaba un ciego” y “manos bordaban”.

Si bien el concepto “noche” adquiere relevancia, está subordinado a “ojos” porque es una consecuencia de la extinción del mismo. Entonces, el poema “Blu” es un texto lírico coherente pues sus enunciados y el texto están relacionados con unidad lógico-semántica; esto gracias a la presencia de conceptos que funcionan como centro de la red del texto.
En cuanto a las estructuras globales, tenemos que la macroestructura del poema es el “lamento por una búsqueda infructuosa”, mientras que en la superestructura encontramos dos secuencias: 1) sollozo y 2) lamentación.

Con relación a los actos de habla, se reconocen tres aspectos:

a) Ilocucionario: En el poema encontramos uno de tipo asertivo, pues el hablante lírico afirma sobre la situación en que se encuentra, los hechos o fenómenos que percibe y las sensaciones que experimenta. La intención del hablante lírico es dar a conocer o informar lo que a él le sucede en ausencia del ser amado.
b) Locucionario: En este poema final, el hablante lírico manifiesta una especie de lamentación, producto de un suceso fatal e irreversible: Llorad / por el cántaro roto de tus ojos/ porque allí habitaba/ una virgen/ que hacía florecer un organdí la/ penúltima noche/ de tu boca llena de peces…, pues, a lo largo de la búsqueda emprendida por todos, es innegable el fracaso: ya no podrán respirar la delicadeza del ser amado en las horas tenebrosas ni percibir la música de mar de sus voces: Gritad/ por la noche decapitada/ porque allí soñaba/ un ciego de colores/ de la fruta madura/ y en un percal de nubes/ mis manos bordaban el recreo/ de tus ángeles pupilas.
La sensación de pérdida honda es clara y nos lo manifiesta a través de dos expresiones iniciales: Llorad y Gritad; pues, si la esperanza de encuentro con el ser amado era posible o no, él pierde más que esa doble posibilidad, pierde la única forma de felicidad que había aprendido.
c) Perlocucionario: Aquí es pertinente aclarar que, para conocer los efectos que se producen en el destinatario, se requiere la hipotética presencia del ser amado, así como la evaluación del contexto y la situación posibles en que se recepcione el discurso lírico. Pues, estamos frente a una comunicación indirecta. En todo caso, son los lectores quienes intervienen directamente en este proceso comunicativo y, por ende, ellos a través del goce estético compartirán la nostalgia, el sufrimiento y la sensación de tragedia del poeta.

Obituario del Búho, es una poesía elegíaca que busca armonizar el mundo occidental con el espacio terrígeno. Lo dicen así la galería de dioses de la mitología griega y latina que transitan a lo largo de los versos y los símbolos del Perú profundo.

Es también, un relato necrológico en el que el universo y el amor, no únicamente individual, son reconstruidos por un recuerdo que se actualiza permanentemente; la violencia política y social le otorga esa configuración a los poemas.

Centrándonos en el texto, el poeta, haciéndose guardián de la noche, nos refiere su recuerdo y búsqueda incansable de esa persona amada…Yo soy el botón pegado a la blusa de tu cuerpo…, o mejor, resume esa búsqueda colectiva de seres queridos y respuestas en los anaqueles de la muerte.

Con nostalgia, nos habla de una “época de la rosa” como la invocación de una estación de la efervescencia de los sentimientos correspondidos y mutuos, en el que se asume, como únicos habitantes, a los dos amantes. Equivale a un tiempo de calma relativa. Pero menciona también el advenimiento de una “pausa universal”, del inicio de un suceso, tal vez social, del que no se siente ajeno, pero que, a su vez, significa el término de esa “época de la rosa”; la estación emotivo-afectiva es sobrepasada por ese cambio violento (“ráfaga”), por ese nuevo lenguaje, negación del pasado (“metáfora”).

El sujeto lírico nos confirma la extinción de la estación sentimental y reconoce la sustitución por un tiempo que apela ya no al amor individual, sino colectivo, social; pero que, siendo aún amor, nunca podrá reemplazar a la “rosa”; y pareciera éste el motivo de su búsqueda infructuosa, de la búsqueda de todos.

Obituario alude ya en sí mismo a la muerte, pero no sólo como suceso individual sino, más bien, colectivo; es en realidad un testimonio doloroso de las víctimas de la violencia política traducido y sublimado a través de los versos del poeta. Lo que pasa es que el libro fue escrito en la época de violencia que sufrió el país… afirma el autor. Y Búho, pues el mismo poeta se hace búho, amo y profeta de la noche, porque sólo de esa forma puede penetrar en los reinos de la muerte.

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