domingo, 11 de abril de 2010

Boris Espezúa y el oráculo del poema


Escribe: CAMILO HÉCTOR SÁNCHEZ SERRUTO LOS ANDES

De tiempo en tiempo Boris Espezúa Salmón sorprende a los puneños. En sus múltiples y variadas incursiones, ya sean en la vida política de la región como en la intelectual asoma su personalidad emprendedora y ganadora. Ahora con un importante premio a la constancia, y la línea trazada por él desde del poemario “A través del ojo de un hueso” hasta este último que ha recibido el Premio COPE de Poesía 2009: El mundo andino como tema central.

Partamos del título. Gamaliel Churata es una suerte de gurú, un guía y un derrotero de lo que cada vez se hace certero; la reconstrucción y vuelta al mundo andino, a la leche nutricia del Titikaka.

Es toda una ruta trazada. Desde “A través del ojo de un hueso”, inicio a delinear algunos trazos de lo que Gamaliel Churata ya anunciaba en su opera prima “El Pez de oro”. Continúo con “Tránsito de Amautas” que no es otra cosa que un diálogo figurado entre Gamaliel Churata y José Antonio Encinas. Y en “Alba del Pez Herido”, que es también una recreación en torno a la obra de Churata. Ahora en “Gamaliel y el oráculo del agua”, continúo en esa misma línea pero bajo otros sustratos. Ahí están el mito, el rito, la religiosidad andina y cristina y también la filosofía.

Refiérenos detalles de la estructura del poemario

El poemario está dividido en diez segmentos donde se recrea la vida de Gamaliel Churata e intercalado con poemas, hechos en verso, que contribuyen a darle una atmósfera poética polisémica a la obra. El oráculo del agua es un mensaje del lago Titikaka, es una mirada a lo nuestro y a nuestras raíces. Churata nos traza muchos caminos que aún debemos recorrer.

El premio. ¿Esperabas que tu temática tendría calado en un jurado formado por gente de otras lecturas y preferencias?

A mí me ha sorprendido el premio. Además este premio tiene la fama de poseer un jurado muy exigente, y además teniendo conocimiento de las versiones anteriores, siempre se ha privilegiado una temática más occidental, más experimental en cuanto a la forma, y también en cuanto a la temática. Es por ello, que me sorprendió y fue una sorpresa agradable por cierto. Como decía era muy escéptico en recibir este premio. Dentro del canon, de la perspectiva homogénea de la literatura peruana esta temática no entraba. De modo que creo que hay un cambio. Existe un criterio más amplio de parte de quienes perfilan un tipo de literatura y que ahora se rompe. No solo con este libro sino con varios hechos que se han desarrollado a lo largo de este tiempo. Y esa es una buena señal.

Cuando hablas de la temática el mundo andino, ¿el mundo churatiano está representado o presentado en este poemario?

Es definitivamente el mundo churatiano, nuestro mundo andino del Titikaka que está presentado desde diversos espacios. En “Gamaliel y el oráculo del agua”, no hay nada ahí que no tenga una función que contribuya a lo integral del texto con la temática andina. Es una poesía muy actual. Tampoco caigo en un indigenismo pasadista. Está articulado a una visión nueva, contemporánea e incluso futurista. Indudablemente tampoco, hago una surte de mezcla que parezca un caos. He cuidado en que el ordenamiento poético, que es lo más difícil de conseguir en poesía, tiene que marcarse en patrones de la escritura que no se puede romper. La poesía tiene que tener variedad, sugerir y cumplir sus funciones básicas.

¿Este poemario es un libro polifónico?

Sí. Desde el punto de vista de que no sólo trata de una visión unidimensional ni tampoco reduccionista, sino trae todo un cúmulo de temas, de saberes como es la antropología, la música, los ritos, etc. y que constituye una forma de dialogismo. De modo que desde ese punto de vista cada verso, cada palabra constituye un sonido, un ritmo. Así como una sinfonía hacen la parte musical, es decir la parte final, la factura, el resultado es que al mismo tiempo se convierta no sólo en un discurso escrito y frío, sino en algo que se siente, que sugiere, en algo que conmueva.

Entonces con “Gamaliel y el oráculo del agua” nosotros los lectores, podemos dialogar con este libro

Así es. Y un poco, no solo racionalizarlo, sino sentirlo, compartirlo, hacerlo suyo como algo de nosotros.

Estás incursionando en un nuevo formato con este poemario

Así es. Algo que tiene que ver con este contexto de la posmodernidad o el metalinguismo que es, digamos, todas las vertientes que se puedan transitar se han incluido. Las del pasado y las del presente; de lo contemporáneo al final de cuentas.

Refiérenos sobre el lenguaje poético utilizado

Es definitivamente coloquial. Pero pareciera que no conjuga con el temario, con el escenario puneño. Sin embargo, en conjunto este libro logra su cometido.

Ahondando un poco más en Churata, ¿Dónde y cuándo sientes que Gamaliel te toca?

Fue en la década del 80. En mi época de estudiante en la San Marcos. El tema de la migración y la vida misma de un provinciano en la urbe no es fácil para ningún provinciano. Ahí encuentro un acercamiento, una revaloración a lo que han sido nuestros grandes escritores puneños. Pero inicio a leer “El pez de oro”, y encuentro muchas luces que empiezan a influir en la trayectoria posterior de mis libros.

¿No pensaste que retomar esos temas ya tratados con la generación de los orkhopatas te traería no muchas incredulidades?

Era una cuestión casi histórica, un aventurarse peligroso de navegar por esta ruta. Volver al indigenismo era para muchos, y es para otros, muy descabellado. Incluso en la literatura peruana existe más una tendencia a la poética de Oquendo que a la de Churata. Entonces apostar por Churata no deja de ser raro. Pero ahí estamos.

Desde los científicos, los nósticos, parasicólogos y animistas, el lago Titikaka tiene una fuerza y vitalidad, ya también lo supieron los puquinas, pukaras y aimaras que este es el centro de toda vida.

Sí, hasta los cronistas españoles toman como referente el lago Titikaka como el ente genésico, y partiendo de esta premisa, obviamente Churata lo desarrolla con un propio enfoque a partir del agua. Estas cosas van a suscitar que las personas inicien una valorización, un reencuentro con sus raíces, su propio origen con el mundo andino que tiene mucho de sabiduría, por decirlo menos, contemporánea. Y ahí creo que está lo que muchos buscamos: nuestra identidad.

En este corto trecho de nuestra vida, ¿tenemos mucho que descubrirnos para saber lo que realmente somos?

Si con este tema, y las posibilidades expresivas de contenido y temática, esto ha merecido un premio, creo que se abren infinitas posibilidades de continuar por la misma senda. Lo que antes deslumbraba, a decir de los diablos, la Candelaria y nuestra vasta expresión colectiva de cultura, que se veían desde un ropaje netamente epidérmico, ahora comienza a ser entendido, y de modo tal, que nosotros debemos contribuir a que esa concepción sea revalorada.

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