lunes, 28 de junio de 2010
Utawilaya: la primera escuela en el ande peruano en su primer centenario
Escribe: Justo Sosa Arohuanca
A lo largo de la historia se gestaron trascendentales acontecimientos. La presencia de personalidades sobresalientes como Carlomagno, las lumbreras de la Revolución Francesa, de la Gran Revolución Rusa, la independencia de las trece colonias norteamericanas, de las gestas de Pancho Villa y Benito Juárez en tierras aztecas, de José Martí y Castro en Cuba entre otros. Avanzando un poco más el carro de la historia, encontramos la Revolución Eléctrica en lo que posteriormente se llamará Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que finalmente se ha desintegrado por tratarse de la obra humana de unificación, pero lo trascendente del caso es que con la llegada del servicio del alumbrado eléctrico empezaron a desarrollar los pueblos, de ahí el nombre de Revolución Eléctrica.
En el coloso China, el indiscutible líder Mao Tse Tung, conocido después como Mao Zedong, edificó los cimientos de una sociedad moderna para que millones y millones de chinos se jacten de ser un país próspero y desarrollado, porque en alrededor de cincuenta años, de la peor forma de atraso y de ignorancia, pasan a ser vanguardia de prosperidad en base a la Revolución Cultural, en el que juega un rol decisivo la educación por el trabajo, en términos similares a los planteados por el maestro José Antonio Encinas.
En el caso del Perú, las gestas de Túpac Amaru y familia y otros gritos de libertad que se dejaron escuchar especialmente en la región andina, tienen un valor incalculable, pese a que el libertador fue un personaje acomodado y de buena posesión económica y español por la línea materna. El movimiento de la Independencia, sin dejar de valorar el patriotismo del generalísimo don José de San Martín, finalmente termina siendo casi formal con respecto al dominio del invasor español. Muchos comentaristas sostienen que las últimas batallas fueron pura formalidad, a efecto de que el Virrey y sus huestes se retiren sin ser dañados, como que en efecto así fue.
Según el gran Amauta José Carlos Mariátegui, concordando con la postura de Manuel Gonzáles Prada, la invasión española, mal llamado descubrimiento, se ha caracterizado por ser un movimiento de cruzada con connotaciones militares y eclesiásticas. En efecto, uno de los socios como viene a ser Hernando de Luque, se embarcó en el Puerto de los Palos sosteniendo una cruz en sus brazos y el otro fraile como es Valverde, propicia y logra el asesinato alevoso y con gran crueldad de Atahualpa, al puro estilo de la Santa Inquisición, tales hechos marcaron con sangre cada paso de los invasores. El objetivo final es el saqueo de nuestras riquezas por siglos, la implantación de una fe que en nada se parece al Cristianismo y el colonialismo mental a través del apoderamiento de todo lo que se llama sector Educación.
Es sabido por todos, que dentro del contexto anotado, en Lima y las principales ciudades se abren conventos y que estos conventos se convertirán en centros de estudios para posteriormente convertirse inclusive en universidades que a simple vista se les identifica por llevar nombres de sus santos como San Marcos, San Cristóbal, San Antonio Abad, San Agustín etc. desde luego para la educación clerical de las élites, especialmente en los campos de Teología y Derecho. En Teología, para consolidar desde el púlpito, el dominio espiritual favorable a la colonia y el Derecho, a efecto de que los abogados encuentren como una de las principales ocupaciones el de falsificar documentos para que todas las tierras pasen a favor de los hacendados, la iglesia y grandes élites, hasta que finalmente aparecerá un nuevo libertador como es Juan Velazco Alvarado para proclamar en la década del 70 “tierra para quién la trabaja”.
En lo que respecta al ande peruano, simplemente estaba prohibido el saber leer y escribir. Toda vez que no era conveniente para el hacendado y los intereses del cura del pueblo que por lo general convivían como resultado de la invasión y la colonia. Los campesinos del ande peruano, estaban condenados a obedecer, masticar la coca y consumir el licor en las nuevas fiestas, luego de participar de la misa; se les asignó para cada pueblo un santo o santa para que participen en una fiesta patronal y con la obligación de pasar de alferados bajo el apercibimiento de ser torturados y excomulgados si es que no aceptaban, para eso era la inquisición.
No es necesario constituirse en Lima para quedar asombrados al ver los mecanismos para matar, visitando el local de la Santa Inquisición junto al local del Congreso de la República, usted, simplemente vaya a Juli, allí encontrará el local de la Santa Inquisición por ello Juli es una ciudad muy católica, lo propio sucedió en Lampa y otras poblaciones. Eso mismo sucedió en Cusco y Ayacucho, donde sus pobladores fueron sumidos en la peor ignorancia, pues bastará contar cuántas iglesias se han construido para tal fin. Al poblador cusqueño se le obligó inclusive a vestirse como español, se le colocó un chaleco de torero y un pantaloncillo apretado como cohete pero solamente hasta la altura de las rodillas y en su ignorancia más de uno seguirá creyendo que eso heredó de sus ancestros incas.
En el altiplano, alguien tenía que pensar en la libertad de su raza, en efecto, a Manuel Z. Camacho, allá por el histórico Platería, se le ilumina la mente para ver libres a sus lugartenientes; hizo una serie de intentos pidiendo la ayuda infructuosa por acá y por allá, hasta que se le ocurre emprender la titánica tarea de constituirse en Arequipa y finalmente en Lima al tener noticias de que existían gringos de otra religión que eran amantes de la cultura y que sí eran cristianos amantes de la libertad de los hombre, y de la igualdad entre ellos.
De alguna parte tenía que venir el libertador y así es como, llega a Platería, cuna de la libertad del poblador del ande peruano, el pastor Fernando Stahl natural de Michigan EE.UU y su esposa Ana, desde luego precedidos por otros misioneros adventistas en materia de gestión. La llegada de estos misioneros, representan la luz en los andes, el grito de libertad para los aymaras que luego se extenderá a la zona quechua; la presencia del evangelio, significa alfabetización, cambio de forma de ser; representa dejar el vicio como el alcohol, el cigarro, la coca, aunque quienes no abrazan el evangelio sigan practicando tales vicios, pero esta vez, a sabiendas de lo pernicioso que son.
Como es lógico, la presencia del misionero adventista norteamericano, luego la aparición en la escena, de otro valuarte como es el argentino Kalbermater, con un mensaje y acciones similares esta vez en la zona quechua, colmaron la paciencia de los opresores, porque ello significaría a la postre, menos populachos en sus fiestas patronales, menos consumo de licor y coca para quienes se dedicaban y dedican a esos negocios y la preocupación principal, el dominio del colonizador en base a la ignorancia de los pobladores tendría su fin.
La primera escuelita construida en el lugar llamada Utawilaya en el actual distrito de Platería en el año de 1902, ha sido destrozado en más de una oportunidad por turbas de gentes en estado de ebriedad encabezados por el mismo sacerdote y los hacendados, obligándolos muchas veces a que las clases de dicten en alguna cueva en las alturas en forma totalmente clandestina. Los primeros frutos se dejaron apreciar en el cambio radical en la forma de ser del campesino: empezaron a preparar mejor sus alimentos, vestirse mejor y limpio, porque se les enseñó a fabricar artesanalmente el jabón, pero, se ha consumado el mayor peligro para los fines de dominación: Que los “indios”, al aprender a leer y escribir, conocerían el verdadero evangelio de Cristo al tener acceso personalmente a las Sagradas Escrituras que hasta entonces y muchos tiempo después, ha sido de lectura prohibida.
El día sábado 19 del mes en curso, los herederos del pensamiento de Camacho, de Stahl, de Kalbermater; los que aprendieron a leer y escribir, los que finalmente leyeron la Biblia sin que nadie tergiverse su interpretación; los que en base al conocimiento van dejando el vicio; conmemoraron el primer centenario de la llegada de la luz al ande peruano, en una ceremonia en el mismo lugar donde se levantó la primera escuelita. El discurso central corrió a cargo de un militar de alta graduación quien dijo que los policías que alguna vez combatieron el evangelio en estas latitudes a instancia de gamonales y sacerdotes, hoy están empeñados en difundirlo.
No se ha mostrado mayor interés por parte de los principales dirigentes de Iglesia que tienen su sede principal en Lima. Nada se escuchó del otrora colegio legendario como era el Colegio Adventista del Titicaca de Chullunquiani que se ha convertido en una simple dependencia de la universidad limeña UPeU, ni por el propio Presidente de la Misión del Lago Titicaca, que como ave de paso, ni siquiera estuvo presente en estos actos conmemorativos, será porque el centralismo limeño aún prevalece hasta en esa esferas, pero mostraron júbilo los miembros de iglesia y aún los vecinos del lugar que siempre vieron con agrado la presencia adventista en el Ande Peruano.
Desde estas columnas, un saludo y congratulación al pueblo adventista en este primer centenario, lo propio haríamos con respecto a cualquier denominación religiosa con los mismos propósitos en aras al engrandecimiento de la Patria y la preservación de los valores que son necesarios rescatar
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