domingo, 20 de junio de 2010
Valores del primate responsable o la filosofía especulativa: ¿conservadores o liberales?
Escribe: Walter Paz Quispe Santos
Leer “Los valores morales de la juventud” (Indagación sociológica sobre la formación del hombre nuevo) de Ariosto Carita Choquecahua, (Arequipa, Editorial UNSA 2010), me hace recordar a un viejo marxista convertido en ultraliberal como Alvin Tofler quien dijo una gran verdad en alguno de sus libros: “los antivalores del ayer serán los valores del futuro y los valores del presente serán los antivalores del mañana”. Es que perenializar los valores y presentarlos como eternos ya no soporta ni el más osado argumento ecuménico. Los matrimonios gay, los movimientos por la liberalización del sexo, el terrorismo, la corrupción, los modos de vida intra e intercultural, nos muestran que los valores también envejecen o adquieren nuevos sentidos. Asumir los valores nos hace conservadores o liberales según el lente por donde se los miren.
También me recuerda a otro viejo filósofo como Josef Estermann a quien conocí hace poco, quien en una sesuda charla me hizo entender que los valores hay que explicarlos de su historicidad. Así pude comprender que por ejemplo en la cultura andina, los valores como la relacionalidad, complementariedad, reciprocidad, correspondencia pertenecen a una reflexión matriarcal del proceso de desarrollo propio de las culturas andinas. Además, los valores occidentales que ahora se predican desde la filosofía especulativa, sobre todo cristiana fueron calcados de la conducta del soldado romano. Valores como la disciplina, la lealtad, valor, respeto no se corresponden sino con la cultura grecorromana del helenismo clásico. Y sin embargo, nuestra educación centralista y limeña los impone a todo el país como si fueran universales y grandes virtudes. Basta con mirar en un diccionario etimológico el origen de la palabra virtud para conocer que procede de viril, hombre, con lo que su configuración machista esta de más decirlo. Es decir, los valores extrapolados desde occidente tienen una fundamentación antropocéntrica mientras que los andinos tienen una base esencialmente cosmocéntrica.
Hay algo más que mi memoria retrotrae, Fernando Silva Santisteban nos presenta la idea del ser humano como primate responsable, ensayando una antropobiología de la conducta, quien propone que la cultura específica de lo humano, y por lo tanto la construcción de sus valores, su ética, la moral, y otros; deriva de su naturaleza social de la especie. O sea los principios universales de la conducta humana que son principios éticos y la moral entendida como un conjunto de normas específicas del comportamiento que rigen en una cultura determinada. Para ser más claros, los principios éticos son ideales básicos que rigen la conducta humana y las normas morales son patrones de comportamiento que se refieren a las costumbres y valores específicos de cada cultura producto del proceso de la evolución del ser humano. Esto nos conduce a interrogarnos algo fundamental: ¿desde donde debemos reflexionar el tópico de los valores? ¿Desde la filosofía especulativa o desde el complejo proceso evolutivo del ser humano?
¿Qué hace Ariosto Carita en su libro los valores morales de la juventud? En realidad contrasta dos modelos de desarrollo: por un lado el del gobierno de Juan Velasco Alvarado, donde como él mismo señala, la propiedad sobre los medios de producción tenían carácter social, estatal, comunitario, cooperativista con orientación nacionalista, antioligárquico y antiimperialista eran sus rasgos más resaltantes. Y por el otro el modelo dirigido por Alberto Fujimori quien privatizó las empresas estatales, asociativas y entregó la explotación de los recursos naturales a las grandes transnacionales. Según Ariosto Carita Choquecahua, estos dos modelos han posibilitado la formación de dos tipos de hombres con distintos valores morales. Para el primer modelo económico velasquista sugiere la práctica de valores como el bien social, la honestidad, la justicia, honradez, solidaridad, amor a la patria, y; para el segundo modelo el individualismo, egoísmo, utilitarismo, odio, etc. Así el autor es contundente cuando señala que la educación en valores está en consonancia con el modelo económico imperante en cada sociedad concreta.
En suma Ariosto Carita Choquecahua, nos invita a pensar sobre la naturaleza de los valores y actitudes que inculcan los profesores en la educación actual en el área de Tutoría y nos cuestiona severamente: ¿Cuáles son los valores que practicamos y difundimos? ¿Y en que lado estamos?
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