miércoles, 14 de abril de 2010

Innovaciones Didácticas: Prioridades de Nuestro Tiempo


Por: Evelina Chipana Torres

Las innovaciones educativas pueden desarrollarse a nivel curricular y a nivel de la didáctica. Estas primeras distinciones ayudan a comprender las complejidades de los discursos en torno a este tema y los niveles de responsabilidades de los distintos agentes educativos comprometidos con la tarea deinnovar para conquistar los cambios significativos que el sistema formativo reclama con urgencia.
Ser innovador y saber innovar en el ámbito de la didáctica implicará para cada docente tres experiencias fundamentales: la primera, reconocer y hacer de la didáctica uno de sus campos de trabajo profesional; la segunda, asumir la innovación como una competencia clave para participar organizada y colaborativamente en los cambios profundos y significativos del hacer didáctico; y la tercera, demostrar con evidencias notorias su condición de innovador. Estas tres experiencias parecen obvias. Sin embargo, no siempre los docentes han sido formados para la construcción, revisión o discusión del discurso didáctico, como tampoco han sido formados para desempeñarse como innovadores. Estas debilidades en los trayectos de formación docente han dejado sus marcas.
La didáctica de hoy va más allá de objetivos, contenidos y métodos de enseñanza. Es una disciplina enriquecida por las discusiones epistemológicas, los modelos de enseñanza, los paradigmas de investigación, la diversidad de sus objetos de estudios, los novedosos enfoques psicológicos sobre los aprendizajes y el desarrollo socio-cognitivo, con nuevos actores y escenarios y sobre todo conmayores compromisos con el desarrollo del alumno, sujeto multidimensional y ciudadano planetario con ilimitadas potencialidades para ser, hacer, aprender a vivir y a convivir en esta sociedad del conocimiento, contradictoria y tensionada.
Por ello, actualmente se reconocen como necesarias un número mayor de competencias y tareas propias del docente y se considera la innovación una de las prioritarias y más convenientes, por cuanto le permite adquirir conocimientos diversos y profundos para poder concretar lineamientos de las llamadas reformas educativas, resolver problemas de aula, agilizar los cambios demandados por los contextos inmediatos e integrar los esfuerzos de planificadores, investigadores, evaluadores, directivos y docentes en torno a “buenas prácticas didácticas”.
En consonancia con los aportes de distintos investigadores del tema, hoy se considera la innovación didáctica como un proceso multidimensional vitalizador de los escenarios formativos institucionales, complejo y con muchas exigencias, destinada a materializar cambios en las aulas. Al innovar los docentes manifiestan particularmente su apertura a los cambios, se suman a la dinámica profesional, interpretan el hoy y pueden diseñar un mañana educativo más cálido y humanizado.
Toda innovación nace sin duda de la reflexión responsable del profesorado, individual o grupalmente, sobre su práctica o su entorno. Se nutre de las investigaciones que realicen sobre esa realidad con el fin de estructurar y definir, sustentados en distintas teorías y postulados didácticos, una estrategia plenamente sentida, anhelada y viable, a favor de cambios reales, profundos y pertinentes para sus propias realidades formativas. Ese tipo de innovación, necesariamente pensada, fundamentada, puesta en práctica y evaluada en una institución educativa, puede servir de base para los intercambios profesionales, la confrontación teoría-práctica y el urgente y verdadero debate didáctico.
Desde estas perspectivas, todos los procesos innovadores representan oportunidades para crecer personal y profesionalmente con autonomía. Además, permiten superar la condición de “docentes reproductores” de modelos ya caducos para avanzar creativamente hacia roles de mayor relevancia, como el de organizador y gestor de situaciones de aprendizaje, diseñador de entornos virtuales o elaborador de materiales didácticos potenciadores en los que se perciba un clima institucional productivo y donde enseñar y aprender sean rutas emocionantes, dialógicas, retadoras, colaborativas, necesariamente productivas y ajustadas a los desafíos de los nuevos tiempos. Si la finalidad es que cada docente innovador suprima las prácticas educativas deficientes e
impulse estrategias, medios o recursos que puedan fortalecer un acontecer didáctico fecundo, resulta indispensable que en todo programa de formación de docentes y en los de actualización sobresalgan estrategias comprometidas con el desarrollo de esta competencia profesoral en las que prevalezca el aprender a ser innovador y saber innovar en entornos virtuales o presenciales.
Innovar es una competencia inserta en los perfiles profesionales de los nuevos docentes, lo cual implica alcanzar un denso “saber didáctico” y el desarrollo de valores meritorios tales como mística,autonomía y optimismo.
La presencia de docentes con este perfil garantizará a las instituciones educativas la oportunidad de crear respuestas a los desafíos internos y cercanos con calidad y pertinencia. Además, podrán cumplir con las mega-políticas que promueven la enseñanza como una herramienta para la transformación social, la justicia y la prevención del fracaso, entre otros.
Coherente con estas consideraciones, nos complace presentar el trabajo de varios investigadores en torno a aspectos didácticos relevantes e innovaciones en distintos contextos, reflexiones didácticas y reseñas, cuyo denominador común está constituido por el cambio, la calidad de nuestras aulas y la eficiencia del docente, indiscutiblemente innovador.
Agradecemos altamente el esfuerzo de cada uno de los articulistas y aspiramos que desde estas páginas estudiantes y profesores mantengan el debate y la motivación para seguir fortaleciendo la didáctica con su práctica innovadora.

domingo, 11 de abril de 2010

Boris Espezúa y el oráculo del poema


Escribe: CAMILO HÉCTOR SÁNCHEZ SERRUTO LOS ANDES

De tiempo en tiempo Boris Espezúa Salmón sorprende a los puneños. En sus múltiples y variadas incursiones, ya sean en la vida política de la región como en la intelectual asoma su personalidad emprendedora y ganadora. Ahora con un importante premio a la constancia, y la línea trazada por él desde del poemario “A través del ojo de un hueso” hasta este último que ha recibido el Premio COPE de Poesía 2009: El mundo andino como tema central.

Partamos del título. Gamaliel Churata es una suerte de gurú, un guía y un derrotero de lo que cada vez se hace certero; la reconstrucción y vuelta al mundo andino, a la leche nutricia del Titikaka.

Es toda una ruta trazada. Desde “A través del ojo de un hueso”, inicio a delinear algunos trazos de lo que Gamaliel Churata ya anunciaba en su opera prima “El Pez de oro”. Continúo con “Tránsito de Amautas” que no es otra cosa que un diálogo figurado entre Gamaliel Churata y José Antonio Encinas. Y en “Alba del Pez Herido”, que es también una recreación en torno a la obra de Churata. Ahora en “Gamaliel y el oráculo del agua”, continúo en esa misma línea pero bajo otros sustratos. Ahí están el mito, el rito, la religiosidad andina y cristina y también la filosofía.

Refiérenos detalles de la estructura del poemario

El poemario está dividido en diez segmentos donde se recrea la vida de Gamaliel Churata e intercalado con poemas, hechos en verso, que contribuyen a darle una atmósfera poética polisémica a la obra. El oráculo del agua es un mensaje del lago Titikaka, es una mirada a lo nuestro y a nuestras raíces. Churata nos traza muchos caminos que aún debemos recorrer.

El premio. ¿Esperabas que tu temática tendría calado en un jurado formado por gente de otras lecturas y preferencias?

A mí me ha sorprendido el premio. Además este premio tiene la fama de poseer un jurado muy exigente, y además teniendo conocimiento de las versiones anteriores, siempre se ha privilegiado una temática más occidental, más experimental en cuanto a la forma, y también en cuanto a la temática. Es por ello, que me sorprendió y fue una sorpresa agradable por cierto. Como decía era muy escéptico en recibir este premio. Dentro del canon, de la perspectiva homogénea de la literatura peruana esta temática no entraba. De modo que creo que hay un cambio. Existe un criterio más amplio de parte de quienes perfilan un tipo de literatura y que ahora se rompe. No solo con este libro sino con varios hechos que se han desarrollado a lo largo de este tiempo. Y esa es una buena señal.

Cuando hablas de la temática el mundo andino, ¿el mundo churatiano está representado o presentado en este poemario?

Es definitivamente el mundo churatiano, nuestro mundo andino del Titikaka que está presentado desde diversos espacios. En “Gamaliel y el oráculo del agua”, no hay nada ahí que no tenga una función que contribuya a lo integral del texto con la temática andina. Es una poesía muy actual. Tampoco caigo en un indigenismo pasadista. Está articulado a una visión nueva, contemporánea e incluso futurista. Indudablemente tampoco, hago una surte de mezcla que parezca un caos. He cuidado en que el ordenamiento poético, que es lo más difícil de conseguir en poesía, tiene que marcarse en patrones de la escritura que no se puede romper. La poesía tiene que tener variedad, sugerir y cumplir sus funciones básicas.

¿Este poemario es un libro polifónico?

Sí. Desde el punto de vista de que no sólo trata de una visión unidimensional ni tampoco reduccionista, sino trae todo un cúmulo de temas, de saberes como es la antropología, la música, los ritos, etc. y que constituye una forma de dialogismo. De modo que desde ese punto de vista cada verso, cada palabra constituye un sonido, un ritmo. Así como una sinfonía hacen la parte musical, es decir la parte final, la factura, el resultado es que al mismo tiempo se convierta no sólo en un discurso escrito y frío, sino en algo que se siente, que sugiere, en algo que conmueva.

Entonces con “Gamaliel y el oráculo del agua” nosotros los lectores, podemos dialogar con este libro

Así es. Y un poco, no solo racionalizarlo, sino sentirlo, compartirlo, hacerlo suyo como algo de nosotros.

Estás incursionando en un nuevo formato con este poemario

Así es. Algo que tiene que ver con este contexto de la posmodernidad o el metalinguismo que es, digamos, todas las vertientes que se puedan transitar se han incluido. Las del pasado y las del presente; de lo contemporáneo al final de cuentas.

Refiérenos sobre el lenguaje poético utilizado

Es definitivamente coloquial. Pero pareciera que no conjuga con el temario, con el escenario puneño. Sin embargo, en conjunto este libro logra su cometido.

Ahondando un poco más en Churata, ¿Dónde y cuándo sientes que Gamaliel te toca?

Fue en la década del 80. En mi época de estudiante en la San Marcos. El tema de la migración y la vida misma de un provinciano en la urbe no es fácil para ningún provinciano. Ahí encuentro un acercamiento, una revaloración a lo que han sido nuestros grandes escritores puneños. Pero inicio a leer “El pez de oro”, y encuentro muchas luces que empiezan a influir en la trayectoria posterior de mis libros.

¿No pensaste que retomar esos temas ya tratados con la generación de los orkhopatas te traería no muchas incredulidades?

Era una cuestión casi histórica, un aventurarse peligroso de navegar por esta ruta. Volver al indigenismo era para muchos, y es para otros, muy descabellado. Incluso en la literatura peruana existe más una tendencia a la poética de Oquendo que a la de Churata. Entonces apostar por Churata no deja de ser raro. Pero ahí estamos.

Desde los científicos, los nósticos, parasicólogos y animistas, el lago Titikaka tiene una fuerza y vitalidad, ya también lo supieron los puquinas, pukaras y aimaras que este es el centro de toda vida.

Sí, hasta los cronistas españoles toman como referente el lago Titikaka como el ente genésico, y partiendo de esta premisa, obviamente Churata lo desarrolla con un propio enfoque a partir del agua. Estas cosas van a suscitar que las personas inicien una valorización, un reencuentro con sus raíces, su propio origen con el mundo andino que tiene mucho de sabiduría, por decirlo menos, contemporánea. Y ahí creo que está lo que muchos buscamos: nuestra identidad.

En este corto trecho de nuestra vida, ¿tenemos mucho que descubrirnos para saber lo que realmente somos?

Si con este tema, y las posibilidades expresivas de contenido y temática, esto ha merecido un premio, creo que se abren infinitas posibilidades de continuar por la misma senda. Lo que antes deslumbraba, a decir de los diablos, la Candelaria y nuestra vasta expresión colectiva de cultura, que se veían desde un ropaje netamente epidérmico, ahora comienza a ser entendido, y de modo tal, que nosotros debemos contribuir a que esa concepción sea revalorada.

jueves, 8 de abril de 2010

Nuevo libro de cuentos publicado en Puno


Evelina Chipana Torres, acaba de publicar en CONSEJERODELOBOEDITORES, el libro de cuentos Mudo es el amor, si es verdadero. Ella nació en la provincia de Azángaro. Es profesora de Educación Primaria egresada del Instituto Superior Pedagógico de Juliaca. Tiene estudios de Post Grado en Informática, Educación Bilingüe Intercultural y Gestión Educativa en la Universidad Andina “Néstor Cáceres Velásquez” y la Universidad Nacional “San Agustín” de Arequipa, respectivamente. Laboró en centros educativos como la I.E.P. “Jorge Basadre”, I.E.P. “Alfred Nobel”, I.E.P. N° 70607 “José Alberto Reluerto” Tambopata, I.E.P. “Danielle Mitterrand” entre otras instituciones privadas de prestigio. Actualmente labora en la I.E.Pública N° 71015 "San Juan Bosco" de la ciudad de Juliaca.

miércoles, 7 de abril de 2010

POEMAS DE BORIS ESPEZÚA


I
El Genitor.


Saber morir
Y no retener su caudal,
Y no saber discurrir y volver a su principio.
Martín Adán.

Unos sobre el haz de las aguas, otros a ras de la tierra, todos los dioses soplaron en la arcilla modelada a su imagen y semejanza y el barro se animó: Había nacido el Hombre.1

Hace mucho tiempo el altiplano estuvo cubierto con agua uránica y desde su cúspide emanaba al mundo abundante líquido benéfico y purificador, que se fue perdiendo poco a poco y ahora ha quedado condensado en crustáceos en el Lago Titikaka. En uno de esos momentos el sol, que no puede momificar los diluvios ni los cuerpos celestes imperecederos, desapareció tres semanas y apareció por cinco días con dos soles en el cielo. Hacia la cruz del sur corrieron todas las historias en el aire trasladando sus saberes de conciencia en conciencia. La luz (primera creación según el Génesis) está en uno. Es la primera estrella cubierta de yerba que no naufraga en la sangre. La luz o una mariposa pálida es vida según el evangelio y según la salamandra que vivifica las cosas. No es olvido inmóvil que anima las memorias, en su núcleo por donde brota la correlación de fuerzas de la historia, del osario de caracolas estelares.
Era el final a la entrada de la era de piscis, cuando en triada se unificó el aire, el agua y el fuego en principio generador. El secreto de los Dioses fue animado en los misterios de las conchas marinas, conectado con otros Dioses en un flujo creador sin fin donde los universos tienen sus raíces en e aire que respira en el escorpión de agua, que predice la vida que revelan las iconografías de la fe en los vapores subterráneos y piedras volcánicas donde no se detiene el hervor de los musgos. Las aguas hacia arriba, suben hasta las nubes para dar de beber a Dios y pedirle que abra la tierra para seguir labrando nuestros sueños.
No tengo ojos sino venas para ver las claves eternas del infinito, sólo sé que naceré hecho pez en estas aguas sagradas, cuando en la cima de una montaña del sur, entre hojas de laurel bajarán cuatro ríos con ojos de cielo en preñada tormenta para que sus aguas culminen de cantar la transmutación del caos en luz. El cóndor bajará por la herida suturada del alba y de un cráneo de chinchilla silbará el tiempo. Diez halcones se calcinarán y río arriba saldrá Wiracocha para reunirse con la Madretierra para hacer revivir lo engendrado y dar infinitud a la mitogénesis. El lago creación de vida, El pez que estoy siendo en un ciclo donde cada uno de nosotros está condenado a repetirse.
La tradición andina doblega el tiempo su historia tiene la ingravidez de la persistencia, sus tres períodos, tienen el rumor del agua en nuestros ojos donde ahogamos el grito. En el primer período que es del padre, hijo y espíritu santo, pertenece al tiempo de los gentiles, de plena oscuridad donde estaban los hombres de rojo de baja estatura que se desplazaban con la rapidez semejante a la de los felinos, luego pasaron a ser hombres gigantes que se rebelaron ante Dios y por ello sus cuerpos fueron quemados a la salida del sol, para vivir bajo la luna. En el segundo período, de los que viven ya con el sol donde está la tradición indígena-mesiánica, fueron descabezados y esperan recobrar el cuerpo y recuperar su estado original en la fuente divina o cábala del fuego por Dioses que develen el oráculo, en el otro ciclo del espacio y tiempo andino donde el pasado andino está adelante. En el tercer y último período, cuando el mundo entre nuevamente en crisis los hombres se volverán aves, volarán y vivirán como ángeles, se alzarán las células que da la naturaleza el agua helada donde la creación encuentra su espíritu y su recogimiento. Esta agua renovada traerá los partos sagrados permanentes y los demiurgos anunciados por el oráculo del agua.


A. LOS SEBOS DE LLAMA.

I.- Titikaka, concibe con yema tierna para llegar al sol.


El oro que aniquile a la muerte
vendrá de más de cinco mil metros de altura
sobre el nivel del mar
con la salamandra que habita en el fuego
que vive en el fuego y se nutre de fuego
quemando sin consumir,
vendrá a prender el fogón en la entraña del Lago
y dará su primer hervor al núcleo geométrico
de la naturaleza.
La luna derramará el esperma en este suelo calcáreo
con esa luz simiente, coagulada y divinizada
trocará las orillas supuradas en barro morado
donde se fundirán fosfatos y metales
ante los ojos del pez naciente
imantándose en larvas de agua para una nueva vida.

Con harto pabilo de lana de oveja
el pueblo untará sebo de llama vespertina
para hacer fuego al amanecer
en la cuadratura de la pampa
para el nacimiento anunciado.
Cerca a un ojo de agua los cóndores llorarán
para ver el perfil de la sombra del agua
en impotente espejismo.
Con el frío macizo, con el frío gameto
de piedras tatuadas por el rocío
prenderán candela en la quilla del sebo
para que arda la suerte noches y días enteros
y así venerar al agua y la fertilidad de la tierra.

II.- Titikaka, dibuja el rostro con yema tierna para llegar al sol.

Todavía quedará la clara miótica
en mi lecho acunado
por el cual volveré a mis raíces
hasta mi próxima muerte.
Con el agua primera que vio Tales de Mileto
y los Apus del Altiplano
con su agua secreta que es la sustancia
que da vida
en lo más alto de su misterio.
Nací, ofrendando las honras para las almas
y así evitar un tormento eterno.
Ahora está corriendo
otra vez la serpiente dorada que salió de la sal
entre las punas repta sigilosa
alrededor de un rito de hombres con
plumas gigantes y con cabeza de llamo.

La aguas guardan nuestros sueños
no tienen otro lenguaje que su propia
inocencia.
Desde entonces los insectos silban
en la orilla
para no despertar las aguas crecientes
elevándose sobre la noche.
Soy el origen que regresa
vuelo que se reúne en el cielo
con el saltamontes que brinca en los apriscos
persiguiendo a las mariposas antiquísimas
por las cumbres donde enterraron a los muertos.

Hay una cruz extendida en la pampa
hay otra flotando en las aguas del Lago.
Allí tengo mi cuerpo disperso y plural
que busca salir a una nueva luz.
La Pachamama gira su matriz aúrea
con su poder repristinador
en el anfibio Suche que no se inmuta.
Vengo de los extramuros de los siglos
donde el callar se oye y el saber no se ignora.
Con la tardanza de nuestros orgullos
las frías horas arden y queman helando
una fe surcada sobre una culpa
que busca retirar el velo de una buena vez
de la quintaesencia de luz con el cigoto cósmico.

__________________
1 Churata Gamaliel. “El Pez de Oro” Edit. Canata. La Paz. Bolivia. 1957. Pág. 111.

lunes, 5 de abril de 2010

Boris Espezúa y el COPÉ DE ORO


Entrevista de Feliciano Padilla

Boris Espezúa Salmón acaba de ganar el primer lugar de la XIV Bienal de Poesía Premio Copé Internacional 2009. Se trata de un premio de gran prestigio por su credibilidad académica y, por la seriedad e imparcialidad con que actúan los integrantes del Jurado Calificador. De esta manera, Boris Espezúa se hace acreedor al Premio Copé de Oro y a una suma considerable de miles de soles. Nos alegra sobremanera porque es un laurel más que los poetas puneños ciñen sobre la frente altiva de nuestro pueblo. Con nuestro apreciado Alfredo Herrera, ganador del primer lugar de la VII Bienal de Poesía Premio Copé 1995, van siendo dos los Copé de Oro que nuestros poetas lograron para orgullo de Puno. Habría suficiente razón para expresar: “Puno tierra de Copés” habida cuenta de que Filonilo Catalina ganó el 2005 un Copé de Bronce y Edy Sairitupa un premio Copé por ser finalista en el 2007. Esta circunstancia es motivo para conversar con Boris en mi biblioteca. Y, estamos aquí, sentados frente a frente con dos copas de vino en la mano y asediados por un ordenador que nos mira con su pantalla apagada, por cientos de libros y revistas arrumados en todas partes, y muchos recuerdos de viajes que están ahí encima de los estantes. Bueno, y como se dice en estos casos, luego de este brindis con vino peruano, conversemos Boris.

BORIS: Adelante, hermano.
CHANO: ¿Qué emociones te embargan, ahora, luego de conocer que has sido ganador del Premio Copé de Oro de la XIV Bienal de Poesía? ¿Cómo lo tomas?
BORIS: Indudablemente que me ha conmovido bastante, sin embargo, lo he tomado con serenidad, puesto que es también un reto para seguir adelante y una oportunidad para consolidar mi propuesta poética en libros que permitan afianzar el contenido de lo mucho que quisiera aún expresar.CHANO: ¿Cuál era la temática de tu primer libro y qué dirías, ahora, acerca de él?
BORIS: Ha sido la misma que la de ahora: El mundo andino en conflicto con el mundo urbano, el rescate de nuestra cultura altiplánica; la expresión de su cosmovisión en lo ritual, mítico, religioso, filosófico y ecológico desde una visión integradora, no monocultural. Estoy contento de haber empezado con” A través del ojo de un hueso” porque marcó las líneas matrices de mi poética.
CHANO: Tu poética es producto de todo un proceso. Un libro mío explica tu poética actual. Mauro Mamani, profesor de San Marcos, también hace una caracterización de tu poética. Qué poetas de la literatura mundial, aparte de los peruanos, nutrieron, tu tiempo de aprendizaje?
BORIS: De la poesía mundial, cito a Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Oquendo de Amat, Vallejo, Lezama Lima, Pessoa, Baudelaire, Horderlin, Ernesto Cardenal, Pablo Neruda, Roque Dalton, Nicanor Parra, algunos españoles como Pedro Salinas y Rafael Alberti…, y otros tantos cuyos nombres no recuerdo en este momento.
CHANO: No está demás que puedas mencionar, también, a los poetas o escritores peruanos que te marcaron ...
BORIS: Entiendo que nos referimos a escritores peruanos y puneños. En primer lugar está César Vallejo; luego, Oquendo de Amat, Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Pablo Guevara, Tulio Mora, Antonio Cisneros en sus inicios, Juan Gonzalo Rose en su poesía intimista, y por cierto a paisanos míos como Serapio Salinas, Gloria Mendoza y Omar Aramayo. Seguramente hay muchos más poetas, narradores y, también, artistas plásticos y artesanos soñadores que influyeron en mí desde muy temprano.
CHANO: Pienso que “A través del ojo de un hueso” (Lima 1988) constituye el momento crucial de tu poesía en cuanto expresa tu autoafirmación andina en tu condición de migrante puneño en la ciudad de Lima. Tenías talento suficiente para hacer la poesía que hacían tus contemporáneos limeños de San Marcos, ¿qué factores cambiaron el rumbo de tu poesía?
BORIS: En realidad no considero que haya cambio de rumbo, pues mis poemas siempre tienen un substrato andino; están los amarus imponiéndole su color y su voz a la mayoría de mis versos, con lo que tampoco quiero decir que yo no era contemporáneo en la opción de utilizar técnicas, estilos y formas de planteamiento del texto como lo hacían los de mi generación.
CHANO: Bueno, lo que dices acerca del substrato es concordante con otro libro tuyo publicado en Lima (1990) con el título de “tránsito de Amautas y otros poemas”. Podría decirse que en este libro anuncias tu vocación de descifrador poético de la obra churateana? Desde luego, no estoy diciendo seguidor ni imitador de Churata, sino, intérprete poético o algo así...
BORIS: Diría que Churata expresa lo que muchas generaciones poéticas enclavadas en Puno debieron y deben expresar, por lo que soy una voz más de las miles que existen. Es inevitable ser Churateano cuando el escenario andino es Churateano, un desbrozo polifónico de magia, ritos, mitos, ecología, religiosidad, filosofía, antropología, historia, danza y con seguridad muchas cosas más que nosotros mismos ignoramos qué somos.
CHANO: El ojo de un hueso es una construcción metafórica ¿Qué nos invitaste a mirar a través de ese orificio?
BORIS: Nuestro ser auténtico, nuestra condición original. Es una mirada a lo más recóndito de nuestro código identitario, de nuestra placas cuaternarias, de cómo este enclave altiplánico nos perfiló el rostro y el universo que tenemos (que es inconfundible en todo el mundo), ya que a pesar de vivir en la modernidad tecnológica y el auge del liberalismo, lo importante es ser fiel a sí mismo; es decir, en lo sincrético, no defraudarse a sí mismo.
CHANO: En “Tránsito de Amautas y otros poemas” nos conduces de la mano de Gamaliel Churata y José Antonio Encinas a recorrer este camino escabroso de la realidad peruana ¿Por qué estos dos amautas? Pudieron ser, por ejemplo, Mariátegui y José María Arguedas?
BORIS: Porque fueron puneños. Fueron maestro y alumno en la vida real y porque compartieron el mismo sentir y pensar andino. Pues, en ellos encontré mayor facilidad para desarrollar una empatía literaria, un discurso distinto a la sombra de estos dos personajes que expresan nuestra realidad altiplánica desde el lago más alto del mundo.
CHANO: En “Tránsito de Amautas” alternas un discurso filosófico-pedagógico perteneciente a Churata y Encinas con un discurso literario construido en base a un lenguaje coloquial ¿Cómo explicas este experimentalismo vanguardista?
BORIS: Como una búsqueda, como un afán de conciliar tradición y vanguardia y, como una aspiración de apostar a un discurso ideo-estético de tipo sincrético, donde se privilegie lo nuestro, no en posturas radicales, fundamentalistas y ortodoxas, sino interculturales, abiertas y en base al sentido dialógico que toda cultura debe tener.
CHANO: Luego viene “Alba del Pez Herido”, publicado en Bolivia por el año 1997. Pertenece a un grado definido de tu madurez como escritor; perfectible aún, es cierto, pero, en este libro terminas de perfilar los rasgos principales de tu poética que ya estaban enunciados en “A través del ojo de un hueso” y “Tránsito de Amautas y otros poemas”. ¿Tú también lo consideras así? ¿Qué motivos te exigieron una adhesión más decidida a Churata y por qué empezaste a utilizar mitos? ¿No eran suficientes las imágenes, las metáforas?
BORIS: Estoy de acuerdo con tu apreciación respecto a los rasgos de mi poética, pero además quería subsanar una mala pasada que me jugaron en la edición del poemario donde hubo errores de digitación imperdonables. En lo básico, el sentido del libro fue adentrarse de forma más nítida al mito del pez y consolidar la sacralización del Lago Titikaka y, a partir de ello, buscar la redención del nuevo hombre. Es como lo señalas: la continuación de la trayectoria emprendida por mis anteriores poemarios. El hecho de optar por los mitos y no quedarme en las metáforas es porque considero al mito mucho más filosófico, amplio y de contenido mayor. En esa senda fue inevitable acercarme más a Churata.
CHANO: Tu último poemario publicado en Lima el año 2002 titula “Tiempo de Cernícalo” ¿Crees que es una especie de antología personal? ¿Querías cerrar una etapa con esa selección de poemas para ingresar en otra que regiría el libro que ganó este Copé de Oro?
BORIS: Es una antología personal preparada con mi hermano Dorian. Sin embargo, también me sirvió para mostrar de mejor forma el “Alba del Pez”.
CHANO: Por lo que dices del “Pez”, está visto que este poemario ronda tu mente a cada momento.
BORIS: Le tengo un aprecio especial a dicho libro, porque quienes no conocían mis libros anteriores se formaron una idea completa de mi trayectoria. Además se me agotó rápido, tuvo mucha demanda… sobre todo, en los jóvenes poetas.
CHANO: ¿Cuál es el título del poemario con el cual ganaste el Premio Copé de Oro de Poesía del 2009? ¿Qué es lo central de este libro?
BORIS: Se titula “Gamaliel y el oráculo del agua”. En este poemario me propongo mostrar de modo polisémico o plural el mundo churateano, recreando su propuesta ideo-estética de crear nuevos elementos para una explicación de nuestra cultura en todas sus formas; partiendo de los substratos genuinos y singulares de nuestra puneñidad, que no es sino un trozo de la peruanidad. ¿Qué más decirte? que se trata de un mundo maravilloso, donde el pez es el personaje principal, que habla desde el Lago y desde la memoria colectiva del altiplano.
CHANO: Perteneces a una generación brillante de poetas ¿Qué puedes decir acerca esta generación (Alfredo Herrera, Lolo Palza, José Alberto Velarde, Pacha Qhata Willka y otros).
BORIS: Que es y ha sido muy constante y pertinaz, una generación que ha respetado a nuestros antecesores, que nos hemos cohesionado y querido entre nosotros, que nos hemos brindado, muy a nuestro modo, afecto y aliento permanentes; aliento que también lo recibimos nosotros de las generaciones anteriores para brindárselas a las nuevas generaciones a fin de que sigan adelante sin desanimarse en el intento de hacer poesía de grandes polendas como lo han hecho siempre los puneños.
CHANO: Poesía de polendas como la hizo el Grupo Oquendo de Amat, tu generación y todo lo que va a hacer todavía la “generación de fin de siglo”.
BORIS: Así es, somos una continuidad, un río que fluye y va a desembocar inevitablemente en el océano de la poesía peruana, tan rica, tan diversa o heterogénea, tan vital...
CHANO: Cada poeta tiene su propia poética; pero en Puno se han desarrollado dos poéticas bases con las cuales se puede trazar algunas líneas de similaridad a partir de tu libro. Sin embargo, creo que no hay necesidad dado que tú mismo ya lo has señalado en esta conversación.
BORIS: Es cierto, lo anuncio desde el título del libro.
CHANO: Tu poesía da para una plática más extensa. Quizá volvamos a charlar en otro momento. Por ahora pongámosle punto a esta conversación. Y otra vez, Salud, hermano mío, choquemos las copas de vino. Chin chin.
BORIS: ¡Salud! Y gracias por todo.
CHANO: ¡Salud por la poesía puneña!

Boris Espezua: el oráculo de agua

Escribe: José Luis Velásquez Garambel

Boris Espezúa Salmón (Juli – 1960), ganador del prestigioso premio “COPE de ORO” – 2009 (*), es el poeta que nos obliga a recordar nuestra fe en la poesía y nos devuelve la esperanza en la palabra; pues la literatura, con el perdón de Dios, es para el hombre justo y sensible la única religión a través de la que se logra sensibilizar el espíritu y consolidar el sentido estético que aparece en una cultura.

De seguro muchos recordarán la incursión de Boris en la política, buen intento de hacer de la sociedad puneña un espacio más justo, y es que ocurre algo que se ha convertido en una verdadera regla, “los pueblos jamás eligen bien”, es la ignorancia la que se atiborra, gobierna a la inteligencia y a la sensibilidad; así como a la esperanza se opone la opacidad de espíritu ya que existen océanos de distancia entre el manejo de la metáfora y el discurso que repta con ansias de llegar al poder y de hacer del pueblo más torpe y vulgar de lo que ya es. Sin embargo, Boris sólo ha tenido buena voluntad y buena fe en la palabra, y como era de esperarse la inteligencia en una sociedad en donde los edificios de la corrupción nos cubren del sol no puede aspirar a más.

Estas palabras son un abrazo al hermano mayor que ha sabido, con gracias e inteligencia, mantener el oficio de orfebre de la poesía, de alarife de la imagen poética por más de treinta años y ha hecho magisterio en generaciones anteriores como a los del 90, ya que sin su presencia no existiría una continuidad tan vigorosa en el panorama poético de Puno, prueba de ello es el premio reciente que nos ha entregado a los puneños y por el que nos sentimos orgullosos, ya que ha pasado más de una década desde que otro poeta, Alfredo Herrera, nos entregara otro premio COPE de ORO”.

En poesía, no existe sólo inspiración sino sobre todo ejercicio, sudor y sudor, lectura y lectura, corrección y corrección ¡oficio! Y eso se conquista con estudio y formación constante. Eso ha hecho Boris Espezúa desde los 16 años y a la fecha han transcurrido ya 34 años, de tal modo que no es sorpresa su magnífico dominio sobre su oficio.

En 1978 salió a luz “El sentimiento en camino”, con poemas escritos entre el año 75, 76 y 77; el poeta contaba entonces con la edad de la ternura y algunos años más tarde se constituiría en una de las voces más nítidas e importantes de los ochentas y de los noventas junto a Alfredo Herrera Flores, José Velarde y Lolo Palza Valdivia. En el suplemento TOTORIA del 1º de abril del 2009 manifestábamos que era heredero de la profundidad de Gamaliel Churata y de la transparencia de Carlos Oquendo, sin duda no ha sido un error, este premio que nos entrega da testimonio de ello. Pues en años anteriores ha logrado ser finalista del COPE 1995 y 1997. Además, en su producción poética cuenta con: “A través del ojo de un hueso” (1989), “Tránsito de Amautas” (1990), “Alba del Pez herido” (1998), “Tiempo de cernícalo” (2003) y ahora “Gamaliel Churata o el oráculo del agua” (2010).

Toda su producción poética es una exploración sobre la cosmovisión andina, son pues una reelaboración semántica de los mitos nuestros, y en esta vera transita junto a “Los Dioses” de Omar Aramayo, quien es su referente anterior. En “el oráculo del agua” ha efectuado un estudio de la obra de Gamaliel Churata y ha poetizado parte del mismo, en ese tránsito ha desarrollado un tejido semántico muy complejo que recurre a la filosofía de nuestro referente cultural, un “Ur text de diálogos andinos” como lo llama Walter Paz.

Por otra parte, los premios nacionales de poesía en Puno son muy escasos, su nombre se une a Alejandro Peralta, Luis de Rodrigo, Omar Aramayo, Alfredo Herrera. Gracias a ellos podemos continuar llamándonos “Tierra de poetas”.

(*) El Premio Copé es un concurso literario impulsado por Petroperú que se organiza cada año, desde 1979, con el objetivo de consolidar y promover la narrativa y prosa como género literario, en las siguientes categorías: Cuento, Poesía, Novela y Ensayo.

El orden de la memoria o las desmedidas sombras en tres poemas de Luis Pacho


1.- El lugar por donde la aguja tiene que pasar:

Por DARWIN BEDOYA

La poesía de Luis Pacho Poma (Laraqueri, Puno, 1969) parece girar en torno a dos preocupaciones centrales: el transcurso irreversible del tiempo después de la ausencia y, la memoria que se guarda después de los días pasados, esto último como la estancia más recurrente que posee el hombre para enfrentarse a su condición efímera y mortal. El motivo de la disolución de la memoria en el piélago temporal resume en gran medida la poética de Pacho, de ahí quizá la brevedad y rotundidad lírica de sus textos, además, obviamente de su carácter contemplativo y el ritmo pausado. Creo que estamos frente a una voz poética enfrentada a su propia fragilidad, que en la alusión, al borde del silencio, encuentra las palabras y las imágenes precisas para retratar sus preocupaciones, sus nostalgias, especialmente la memoria. Soy demasiado amigo de Luis Pacho para hablar de su poesía sin que me sienta mal: la verdad es una de las peores hipocresías a que obliga la amistad. Sin embargo, este asunto amical no me hace olvidar que su poesía oscila también entre la muestra desenfadada de lo cotidiano y la necesidad de hallar el origen de la propia identidad cultural, a través de la observación de la herencia arquitectónica y del paisaje natural. Desde su poemario «Geografía de la distancia», Arteidea editores, 2004, 84pp., hasta los recientes poemas sueltos que hemos podido leer en antologías y revistas literarias, todos muestran una apertura hacia referentes geográficos de este espacio andino, esto, por supuesto, sin alejarse mucho de la pretensión de cierta universalidad que, en las más de las veces concentran los textos, sin duda, en torno a la imagen del individuo acosado por el vértigo y la aceleración de la modernidad. Precisamente al hablar de la tesitura identitaria y, considerando a la poesía y la identidad, recordamos el papel fundamental que le otorgaba Heidegger al forjamiento del «ser-ahí», en su esencia a través de la poesía. Sin embargo, frente a la contemplación de estos aspectos, también surgen las preguntas: ¿Qué poder posee la poesía para constituir la base de una identidad? ¿Dónde hemos de encontrar el límite para definir a lo que entendemos por identidad? ¿Será suficiente acaso con limitarnos a lo que el psicoanálisis más ortodoxo, pragmático e ingenuo nos pueda decir de ella? ¿O tendremos que ahondar en aquello que el psicoanálisis en las más de las veces da por sentado que existe? La contemplación de los cuerpos idos, los terruños, las imágenes de una tarde viendo llover en una comarca, una oscura nube anunciando las lluvias, el viento. Un cernícalo partiendo en dos los crepúsculos. La soledad. La ausencia. La nostalgia. El «ser-ahí». El lugar por donde la aguja tiene que pasar.

Lo primero que vi en la poesía de Pacho fue la valentía para abordar textos que reflejaban una realidad (sus primeros poemas fueron publicados en «Consejero del lobo») pensando que ahí está el espíritu del poeta, abordar ese espacio con preguntas, quizá pidiendo señales, incluso, pidiendo un silencio. Tal vez planteando aquella pregunta: ¿Qué pasa con ese hombre que intenta olvidar, que se siente solo, de qué abandono sufre? Creo que el poeta es una sombra resplandeciente que se encuentra sólo frente a un ¿dios?, a menudo contemplando a los ojos de un ser que ya no protege como un padre en todo, preguntando, interrogando, sino que, sintiendo a un protector que, al contrario, nos abandona en las preguntas. Esta poesía, mezcla de amor y nostalgia, combinación de dolor y ganas de victoria y confluencia de amor en un territorio atravesado también por ciertos vestigios de resentimiento. Esta poesía es el resultado del ejercicio notorio y entonces el poema deviene en una adyacente elegía del que queda vivo, el mismo que tendrá que aprender a vivir con la ausencia.

2.- La aguja que cose entre la segmentación y el orden de la memoria:

El ánimo trascendente de la poética de Pacho es notorio en tres de sus poemas más centrados en el tema de la ausencia y la memoria: «Los restos de Elías», «Cuerpo presente» e «Invocación del ausente», si bien es cierto, aparte de la terredad que se da en la atmósfera de estos poemas, también hay ecos posvanguardistas que se tornan más resonantes en ciertos versos de «Cuerpo presente», por ejemplo cuando el poeta escribe: «Amanecía y su rueca hilaba nubes. / Ella escogía los últimos granos y nosotros/dormíamos en una alfombra de lluvia.» Estos son versos que dejan de ser simples ecos para convertirse en rotundidades sacras. Mientras uno va leyendo los poemas pachianos, especialmente los tres poemas seleccionados para esta ocasión, fácilmente se puede sentir que uno de los grandes asuntos en los que siempre va a estar detenida la poesía es la ausencia —mejor dicho, la articulación de la combinación presencia/ausencia, la imposibilidad de oponer, desde un punto de vista formal, ambos términos— y que uno de los anhelos de la creación poética es, quizá, mostrar hasta qué punto se compenetran mutuamente estos asombros. Esto supone entonces que un poeta es, por definición, un lingüista, un sufridor de palabras que busca decir eso que el estar ahí, el vivir, nos arroja a la cara y no sabemos por qué nos incomoda y a la vez nos conmueve. El fenómeno poético está disperso en el mundo. La misión de todo poeta es traducir esa experiencia al plano del lenguaje. Gottfried Benn había afirmado, alguna vez, de manera enfática: «Un poema nace muy pocas veces: un poema se construye.» La poesía, como toda manifestación humana, está condicionada por las circunstancias sociales e históricas en que se desarrolla. Pero más todavía por las circunstancias personales intrínsecas, imaginarias del autor, como se puede notar en la poesía pachiana, especialmente en los poemas aludidos.

En «Los restos de Elías», podemos percibir que se da la evocación del abuelo, hay un homenaje y remembranza al padre mayor. En este texto el poeta le atribuye al poema la responsabilidad de la eternidad de aquel que no está más. La muerte es, en efecto, otro de los grandes asuntos de Pacho, tanto o más importante que el amor y la ausencia del ser amado. Henchido de nostalgia, el poeta advierte a la muerte clavada entre los ojos. «Al final del camino/ recordará los puquiales/ donde puso el ojo y bebió de sus aguas/ como los zorros a medio día. / Danzará la fiesta/ de las perdices antes de las lluvias/ y se irá lamiendo lentamente la garúa/ que cae como cierto dolor/ de cóndor en picada.» La muerte va barriendo a las figuras familiares, a los ancianos que un día no estarán más o estarán en todo momento, en el recuerdo, en la memoria: la eternidad. Los versos de Pacho en estos tres poemas se abandonan a una añoranza rabiosa: canta a la familia como si todos, abrazados por la nada, dibujaran un espacio invulnerable, una heredad a la que no tuviera acceso la destrucción: «Pero algún día/ el viento cambiará de aire/ y mis ojos no lo verán como siempre:/ bailando al final de las chacras,/ cazando zorrinos/ o llamándonos el ánimo a la hora del crepúsculo./ o las veces/ cuando se iba detrás de los vientos/ y volvía/ esparciendo palabras imposibles/ y trayendo algunas semillas en el bolsillo.// Pero una cosa es segura:/ sus palabras no se llevarán estas calles/ donde cayó respirando lacrimógenas/ mientras el Perú/ es un cuerpo llagado como su espalda.»

Luis Pacho, en «Cuerpo presente» evoca también el lugar que habitó su infancia, la casa familiar y la mamá grande, otro ser inmune al tiempo: «Amanecía y su rueca hilaba nubes.// Ella escogía los últimos granos y nosotros/ dormíamos en una alfombra de lluvia.// El silencio como su voz era tierra de todos.// Un día —cuando la noche huía de mis ojos—/ deletreé su nombre atardecido.// El pico del halcón que trajimos/ servía para atravesar la tinta de los crepúsculos.// Mirábamos a los pájaros extraviados/ que solían anidar en los muros alejados/ de la noche./ No importaba.// El cielo caía en sus espaldas/ pero ella tenía el tiempo para acunar/ en sus manos la sonrisa de la luna.» Los familiares muertos y la muerte están presentes cuando se habla de una época y una cultura tan atravesada por la penuria y los olvidos. Aquí, no solamente Luis Pacho, hombre-poeta que está hablando, sino portavoz de una cultura que necesita encontrar las palabras para las pérdidas individuales y las pérdidas grupales, especialmente para los rostros y los pechos olvidados. La muerte proyecta su sombra omnímoda en muchos poemas, y justifica su escritura en «Invocación del ausente» dice: «No tenía caso quedarse.// Los cerros eran barrotes alejados de los sueños./ las heladas entumeciendo las manos/ en la madrugada./ Los cielos con escasas aves/ y las cales anegándose de miedo.// En la puerta del bus/ le dije que el mar ahuyentaría su piel de granizo/ y que las lluvias no tardarían en descubrir/ sus ojos de animal rupestre.// ¿Pero el mar tenía corazón?// ¿Barcos con noticias familiares?// Un día al final del invierno/ escribió que el clima y la presión le sentaban bien/ y que las estrellas no caían a pesar/ del grito de los niños/ o las explosiones en la noche./ Y sin embargo su destino/ no era varar la soledad en un puerto lejano/ ni conversar a la intemperie/ con algunos pelícanos y guanayes/ a quienes no entendía nada.// A pesar de eso,/ nosotros sabíamos que en cualquier momento/ asomaría por el camino de la quebrada/ con una mujer blanca/ y unos niños parecidos a las nubes.» Estas imágenes se construyen debido a la fuerte impresión de las huellas culturales de un pueblo, con los sentires que se trasladan a la literatura y con la vida que alcanzan al traducirse en palabras. Si las palabras pueden cambiar el mundo yo no lo sé, pero sí sé que aportan una sustancia necesaria y vital para poder sentirnos vivos. En esta poesía el tema de la memoria está enlazado con el lugar de nacimiento, el terruño transformado, muchos años después del diluvio, hecho de memoria y olvido. El poeta habla acerca de lo que expresan los lugares comunes de su infancia, en los caminos, en ese entrecruzamiento de lo que se recuerda y que seguramente nunca se podrá olvidar.

La muerte y la ausencia necesitan ser expresados, ésta es una función de la palabra, es una función de la cultura, Pacho sabe entremezclar amor con dolor. El dolor no es solamente por los muertos, sino, el dolor por estar vivo en medio de tantos muertos que quieren seguir viviendo. A veces pareciese que el poeta intentara dejar un hilo de esperanza para que también la vida pueda existir en los dominios de la muerte, como ocurre en el poema «Los restos de Elías» cuando dice: «Nada perturbará su partida/ aunque las kantutas florezcan en sus narices/ o los relámpagos quemen/ su sombrero envejecido por el sol. / Él seguirá regando palo y vidrio/ en medio de las pistas de asfalto/ donde quedan cientos gritando como él.»

Vistas las cosas de este modo, la poesía no solamente es una abstracción ni tampoco una evasión, sino un continuo recinto reproductor de realidades. La poesía indaga, profundiza en nuestro entorno para entregarnos una suprarrealidad, una nueva concepción de nuestro mundo intrínseco y extrínseco. En realidad, podemos señalar que existe un tipo de poesía que parte del realismo, que tiene un claro matiz histórico en los sucesos que ocurren aquí y ahora, un carácter testimonial y de intención denunciadora que no prejuzga soluciones sino que denuncia estados que han de corregirse, obviamente sin llegar a la poesía social, creo que con Pacho, más bien, estamos hablando de una poesía vital.

3.- El hilo que borda las variaciones del silencio y la ocupación de la ausencia:

En conjunto, podemos decir entonces que la poesía de Luis Pacho nos presenta una gran continuidad: en su desarrollo se observan pocas inflexiones significativas, esto es, sus primeros poemas no difieren, en esencia, de los últimos. El ritmo dador de la textura y la vitalidad no varía notablemente. Creo que este orden y capacidad de simetría expresiva es el resultado de la práctica y la consecución de un estilo propio, de un estado de voz que ya es posible reconocer desde lejos. Empero, es necesario resaltar que, a veces, su poesía se embebe en la dispersión posvanguardista y va adquiriendo algunos matices que de tanto irradiarse, terminan confluyendo gracias a la voz que las erige. Por otra parte, una gran efervescencia léxica, inserta en una potente dimensión sensorial, convive con una contextura intelectual más bien vinculada a los torrentes líricos fríos. En la configuración de estos mundos líricos en donde se desplaza la poesía, caben tanto los deslices y los fragmentos meditativos. No faltan tampoco la intertextualidad ni la crítica a los límites siempre deleznables del género de la poesía lírica. Pacho ha construido su obra a partir de una constante: la inconformidad con la realidad y con los vestigios de una nostalgia. Las voces poéticas, en cada poema, reclaman siempre la presencia de un mundo más unitario y transparente. Reclaman la presencia y la posibilidad Quizá por eso recurre con frecuencia a la impostación: muchos de sus poemas son soliloquios líricos y visiones aletargadas, en los que el poeta construye un mundo que ha visto en su niñez y que ahora vuelven como flashes desde la oscuridad de un estado de la memoria.

Creo que esa idea pulsante es la poesía. Estos tres poemas de Luis Pacho no son las desmedidas sombras, son la poesía. Esa suma de sentirse que también confluyen en otro sentir. Un poema, un verso que te raspe el alma: la poesía. Considerando todo ello puedo decir, a modo de conclusión, que la poesía es, según mi discutible opinión, la más perfecta y pura de todas las artes y su forma de expresión, el verso, lo más cercano a la recreación con que cuenta el hombre para acercarse sin máscaras a su mundo interior. La poesía es también una forma pura de conocimiento, la forma estética donde mejor se expresa la sensibilidad, la vida, la muerte, el amor, el dolor. La poesía en sí es sabiduría. Por algo los griegos definían como «logos» al conocimiento, como un sistema de pensamiento racional. A lo mejor por ello, releyendo la poesía de Luis Pacho, nos alumbre la idea y la posibilidad de soñar con los ausentes y hablar con ellos, reconocerlos en el trono de la memoria. Saberlos caminando de puntillas por las variaciones del silencio. Pacho juega a distraer a la vida con sus textos. Después de todo, su poesía nos demuestra el acto maravilloso de ver el milagro de la vida latiendo junto a nosotros. Tal vez su voz poética nos demuestre que a veces es posible olvidar el destino último. Creer en el orden de la memoria: la ocupación de la ausencia.