miércoles, 1 de diciembre de 2010

Los desafíos de la poesía plural en el Perú


Escribe: Boris Espezúa Salmón

Plantearse el tema de la pluralidad de la poesía peruana, exige dos retos: Abordar el pluralismo desde el planteamiento del texto poético y segundo considerar los contextos desde las expresiones culturales que se dan en nuestro país. En tal sentido, es importante empezar con describir el escenario oficial donde la poesía peruana se ha venido manifestando y es que desde la década del 50, por lo menos tenemos una presencia disímil, y vasta que nace con la poesía llamada pura en contraposición de la poesía social, que se balanceaba entre poetas como Javier Sologuren y Jorge Eduardo Eielson por el purismo y Alejandro Romualdo y Gustavo Valcárcel por lo social.

Posteriormente en la década del 60, se afianza la poesía coloquial en el Perú con la influencia inglesa y la poesía beat, que se manifiesta en poetas como César Calvo, Antonio Cisneros, Marco Martos, la poesía de Javier Heraud es singularmente distinta a este tinglado. En la década del 70 insurje Hora Zero con Enrique Verástegui, Jorge Pimentel, Tulio Mora, Juan Ramírez Ruiz, una poesía que al decir que Roberto Fernández Retamar, es una poesía conversacional, coloquial, callejera, donde según los manifiestos de dicho grupo, se trata de instaurar una poesía integral que supere esa dicotomía entre Lima y las provincias, que parecía tener un muro infranqueable por cuyas ranuras sólo filtraba desdén, esta provincialización de la poesía peruana, es decisiva en los 80, cuando aparece en otros flancos, la reivindicación a la poesía femenina con voces como Carmen Ollé, Mariela Dreyfus, Rocío Silva, Patricia Alba, y el grupo “Kloaka” que recogen una porción de marginalidad e irreverencia que Hora Zero demostró anteriormente, de allí la década del 90, es para que la poesía se abra y se pueda practicar todos los estilos, influencias, y corrientes poéticas diversas, línea que continúa en la primera década del presente siglo XXI.
Este habría sido el panorama oficial, formal y de cánon de la poesía peruana que en toda antología o balance de poesía nacional se hace, sin embargo se deja de lado, el quehacer de las provincias, cuando por ejemplo de una década como las del 50 en Puno y en ciudades como Arequipa y Cusco, se trabaja a través de personajes como Guillermo Mercado, Xavier Bacacorzo, Luis Nieto, Gustavo Pérez Ocampo y en Puno con Efraín Miranda, José Paniagua Nuñez quienes también tiene una poesía disímil con puntos congruentes como es la vanguardia y el espacio andino, sin embargo fueron poetas de fuste, que completaron una trayectoria espléndida en la poesía. Posteriormente entre el 60 y 70 vendrán poetas como Omar Aramayo, José Luis Ayala, Percy Zaga, Gloria Mendoza, Serapio Salinas, que a través de la promoción “Oquendo de Amat” impulsaron un quehacer de vanguardia, raigambre con la tierra, y con las técnicas modernas como es el creacionismo y surrealismo en algunos casos. A la par en Cusco había poetas como René Ramírez Lévano, Mario Pantoja, Kilko Huaranca en Arequipa Raul Bueno. En los años 80, Aparecen revistas como “ Omnibus” en Arequipa. “Sur Intenso” en Cusco y “Catarsis” en Puno, poetas como Alonso Ruiz Rosas, Oswaldo Chanove, Luzgardo Medina, José Gabriel Valdivia, Odi Gonzáles, en Arequipa, en aquél entonces los vínculos iban hasta el norte con Beethoven Medina, Luis Eduardo García en Chiclayo y Trujillo, posteriormente, con poetas del Cusco como Carlos Velásquez Iwaqui, Nilo Tomaylla Bernal, Miltón Montúfar del Cusco, y en Puno, pergeñábamos nuestros primeros textos Alberto Cáceres, Milida Castillo, Rodolfo Chávez y quien escribe este artículo, en la década del 90 surgen voces en Puno, como Liliana Quinto, Walter Paz, Simón Rodríguez, Gabriel Apaza, Eddy Sayritupac, Luis Pacho, Darwin Bedoya, Víctor Villegas, y otros, lo propio existe vinculación con muchachos de Arequipa, Cusco, Tacna que impulsan un constante trabajo creativo, hasta iniciada ésta década del siglo XXI. Este es el “otro” recuento de un lado del Perú visto desde las provincias, que demuestra las diversas voces con diversos estilos, poéticas y reflujos por los cuáles nuestro país es un mosaico de muestras poéticas de calidad, pero, que no se suscribe en un cánon oficialista, sino que muestra lo que alguna vez José Carlos Mariátegui dijo que nuestra literatura peruana no es orgánicamente nacional, sino que tiene hibrideces, matices, sin una imagen definida, lo que demuestra que hay diversas tradiciones, búsquedas, una conciencia de la diversidad que aún está por hacerse.

PLURALIDAD EN EL PLANTEAMIENTO DEL TEXTO POÉTICO.-
Para este acápite tomamos como premisa lo manifestado por Julio Ortega(1) quien sostiene: “El planteamiento del texto poético toma en cuenta el uso racional de técnicas, la capacidad de construir imágenes, a través de un sentido del ritmo, de la musicalidad y de saber modular las diversas intensidades que producen las palabras debidamente construídas, responden por el oficio, la conciencia del hacedor y su escenario de filiaciones a sus lecturas, el poeta es un interlocutor por excelencia que dialoga y que se asoma a las fronteras del lenguaje”. En tal, sentido cuando un poeta esta frente a una hoja en blanco de papel, puede proceder como Mallarmé, en dejarlo en blanco o abordar poesía de lo ágrafo y del silencio, como puede escribir sus versos tomando en cuenta las diversas corrientes poéticas, estilos y la conciencia de armar una poética, para lo cual podrá remitirse opcionalmente a enmarcarse por ejemplo solamente en el surrealismo, como lo hizo César Moro en su momento con poemas de excelente factura, o podrá abordar varias corrientes como la de Pablo Guevara que toma de la poesía beat, del coloquialismo de Ernesto Cardenal, del barroquismo de Lezama Lima y de la poesía cotidiana y creacionista inclusive descentralista del Perú .
Por lo tanto el planteamiento del texto que es un complejo constructo cultural, cuya dinámica interna lo convierte en un ente independiente al tiempo que lo liga a la cultura en la que es gestada, en tanto que el escritor lo concibe y lo escribe desde lo que es. Requiere ser vista desde la teoría literaria, desde la tradicional que privilegia en la interpretación del texto al autor y su época, para descubrir el significado del texto literario,en la actualidad la semiótica literaria ha ido desplazando a un segundo plano al autor, ya que considera al lector responsable del significado del texto literario. En consecuencia la poesía necesita del trabajo formal, equilibrado con el trabajo temático o de fondo por el cual la poesía se fundamenta en su sentido expresivo, empieza con ubicar y hablar al yo poético que siempre es real y no es ficticio como en la narrativa, que es inventado por el narrador, en la poesía el yo poético es el que habla en primera persona o con el “otro” en ese sentido tiene el yo poético un rol fundamental en el discurrir del escenario poético, puede ser de adscribirse a un solo cánon o corriente o de abrirse en varios estilos, corrientes, en el caso de lo último entonces se usará varios referentes contextuales, es decir estilos, técnicas, perspectivas, sean estas vanguardistas, coloquiales, futuristas, intimistas, etc.

Quizás de ese modo se puede evitar hegemonizar el poema, y más bien hacerlo polisémico, heterogéneo, eso implicaría que se tiene más recursos para que la poesía pueda estar en los márgenes, en los intersticios de la sociedad, en las ranuras del misterio, de los mitos y de la magia, la función del poeta es el de reinvertar su lugar, el poeta pone luz gozando de la sombra o pone sombra padeciendo de la luz. Heiddeger (2) alguna vez hablaba de que “La poesía es la fundamentación del ser por la palabra”, con lo cual le daba un carácter filosófico, de tipo ontológico a la poesía, y ello significaba que la poesía expresaba lo más hondo del ser y cuestiona como admira el paisaje, su papel es de desreprimir ciertos códigos de la convencionalidad, abre las cosas y las circunstancias con el único objetivo de que no se evapore el hombre y su entorno donde pertenece, en ese sentido la poesía es hacer llegar a la conciencia el inconsciente de un grupo o una circunstancia humana.
La poesía por lo tanto consiste en desarrollar un texto que sea la expresión genuina de lo que vive el poeta en la sociedad y en sociedades como la peruana, es inevitable ser diverso, es decir que no podemos encasillarnos en una sola corriente, que es como hacer uso de una sola herramienta para desbastar la creación poética, sino de muchas herramientas, de muchos saberes, no sólo racionales, sino míticos, mágicos, de muchos riesgos para encontrar las formas más expresivas y puras de develamiento de la palabra poética. En esa línea apunta la pluralidad del planteamiento del texto poético, como parte de un territorio abierto y diverso de donde se define la plenitud, o como parte de la extraterritorialidad de donde también con el buen uso del lenguaje se hace patria y reflexión. Se dice que el lenguaje no tiene ni luz ni sombra, es el poeta quien al expresarlo lo matiza del claroscuro de su significado que desbroza la palabra cromática. Ahí radica la magia de la poesía en los varios sentidos que expresa con belleza y conciencia y por lo tanto fundamenta en su esencia la razón de ser diverso, grandioso, holístico. Hacer un escenario donde la poesía sea intertextual y exprese lo sincrético de nuestra cultura es inevitable. Porque se crea y recrea diferentes niveles de discursos culturales que podrían categorizarse como dialógicos, con la racionalidad, con la fragmentación, con la voz pública, es la voz de la incertidumbre, la confusión y la enajenación sufrida en el país. El planteamiento por lo tanto no rehuye la historia, no deja de advertir nuestras polaridades y nuestros contrastes, así como exige una expresividad donde se contextualice esa multiplicidad de sentidos, en abordamientos de textura poética donde las técnicas, las sorpresas, lo lúdico y las formas de epicismo, lirismo sean parte de la heterogeneidad que somos, que es nuestro entorno.

CONTEXTOS DE LAS EXPRESIONES CULTURALES
La poesía se propone la recuperación y construcción de nuestra memoria, lo que ya es bastante para un país desmemoriado, cuyo pasado es importante para definir nuestro futuro, que no está detrás sino adelante como lo entienden los andinos. Tiene que ver con aquello que Antonio Cornejo Polar explicaba de las desigualdades que se expresa en el campo de la cultura y que opera como una suerte de convalidación de la producción cultural que se dio como literatura nativa que era aceptada solamente como pre historia, sin considerar que esta tradición, pese a estar sujeta a profundas transformaciones, seguía produciendo una literatura distinta y vigorosa. Por ejemplo la literatura oral ha sobrevivido a pesar de todo las mayores iniquidades a lo largo de la historia, cuando esta suponía una morfología y sintaxis que expresaba otro enfoque de significancia literaria. Se trata por lo tanto de considerar la hibridización y el sincretismo como formas de contrapostura histórica, que busca redefinirse dentro de un marco de postmodernidad, que debe reconfigurarse en nuestro país. Eso no quiere que existe un solo significado, sino múltiples significados, tal como lo señala Mijail Bajtin cuando concluye en que la relación entre el texto y el receptor posee una carácter dialógico que genera una polifonía o multiplicidad de voces.

En tal sentido, la poesía plural en el Perú, es el recogimiento de toda la mixtura, de toda la variedad de manifestaciones culturales, que no siempre están adscritas a un canon, ni a una sola forma monista de establecer una unidad cerrada de hacer poesía, en esa medida, las expresiones culturales tienen que ver con lo diverso pero, también con lo intercultural, que puede develar lo que somos y no lo que nos mostramos ser, tiene que ser auténtica, no importante si esta autenticidad es hibrida o sincrética, en esa lógica aún nuestros usos y costumbres, nuestra conciencia cosmogónica, son importantes porque forman parte de la polisemia de opciones que se puedan mostrar en poesía. En tal sentido las lecciones de poetas como Pablo Guevara, que advertía en poemarios como Hotel del Cusco o Mentadas de Madre que la poesía era la suma de los escenarios dispersos del Perú y que congruente a nuestra realidad abierta mostraba el país que somos, en estirpe de familias que traían una memoria colectiva, esta visión era correcta, de mostrarnos como somos, como lo fue el esfuerzo de Manuel Jesús Baquerizo o Francisco Izquierdo Ríos quienes reclamaron desde la provincia, la visión amplia y valorativa de una poesía que discurría de los manantiales de nuestras tradiciones, de nuestros ríos, nuestros árboles y nuestras noches y días que se confundía con la maravilla de la naturaleza viva.
En el IX Encuentro Nacional de Escritores “Manuel Jesús Baquerizo” llevado a cabo recientemente en San Pedro de Lloc, conversando con Javier Garvicht, conveníamos que por los hechos ahora el Perú real es más que el Perú oficial, aludiendo al desborde que hace tres décadas señalaba José Matos Mar, y ello se reflejaba en la comida, música y turismo por ejemplo, y que lo propio le faltaba hacer en Literatura, para lo cual era necesario más comunicación, interrelación entre provincianos y mayor exigencias en el texto literario.

Por lo tanto los desafíos de la poesía plural, pasa por dos instancias: La urgencia y la autenticidad. Ser fiel a si mismo, no solo es un acto de honestidad intelectual, sino de conciencia de identidad y afirmación ciudadana, el Perú polarizado, fragmentado y de grandes exclusiones requiere cohesionarse y por ello la urgencia de que la literatura y la poesía pueda servir en forma urgente de lazos de restauración, de reparación, de que nuestras actos de inclusión sean actos de sanación de heridas abiertas. Estamos por lo tanto hablando de compromisos de connotación social, sin dejar de lado la construcción de la belleza de la palabra, que también requiere ser trabajada, ser cincelada conforme a las corrientes o vanguardias que puedan dar mayor expresidad al texto poético, a lo modo de un collage hablado desde la mirada del otro, como en pintura lo hizo Víctor Humareda, Tilsa Tsuchuya, José Sabogal, Josué Sánchez o el amigo Bruno Portugués, que no es sino el llamado “Perú Profundo” que se gesta desde las miradas de Guamán Poma de Ayala, José María Arguedas, Gamaliel Churata, Eleodoro Vargas Vicuña, Efraín Miranda, Mario Florián y muchos otros más, quienes reelaboran el habla diglósica de las provincias del Perú, impregnando en sus textos las prácticas mágico-míticas, cuestionadora, carnavalizadora y terriblemente arraigada a lo nuestro.

Urgencia y autenticidad si se pudiera enlazar con la interculturalidad que es una actitud comunicativa y es compartimiento, no sólo ganaría la poesía o la literatura peruana, sino ganaría la sociedad peruana, que es un rico manantial inexpresivo sojuzgado al silencio como querían situarlo, que requiere nuevamente brillar y ser expresado a gritos desde las entrañas mismas de su postración, de su arrinconado ojo que nunca a cesado de mirarnos desde nuestra propia conciencia.

(1). Ortega Julio “El Hacer Poético” Universidad Veracruzana. Pág. 18. México-2008.
(2) Heiddeger Martín. “Ensayos sobre la poesía” Artículos sueltos, en “Escritos poéticos” Pag. 69 en Intertextuales. Barcelona. 2001.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Semoga hari dinamit teman saya!