lunes, 15 de febrero de 2010
La estética realista
Gabriel Apaza Mamani
En primer término, hay que distinguir entre el movimiento artístico realista y la corriente estética realista. De manera general podemos decir que el movimiento artístico realista se desarrolla específicamente en el siglo XIX, como tendencia que reaccionó contra el arte ideal de la tradición académica y del romanticismo sentimental. Al igual que los novelistas, los pintores se interesan por la cruda realidad, ya que no quieren enmascarar los aspectos prosaicos de lo cotidiano, sino mostrar abiertamente las dificultades de la existencia, la desigualdad de la sociedad, las duras formas de la condición humana.
La estética realista es aquella tendencia filosófica que, partiendo de una definición sociológica de la belleza, trata de formular un conjunto de planteamientos filosóficos sobre el arte y su relación con la belleza.
Esta tendencia afirma que la belleza es una categoría estética, en la cual encuentra su reflejo y valoración los fenómenos de la realidad y las obras de arte, que proporcionan al hombre un sentimiento de placer, que traduce en forma concreta la libertad y la plenitud de las fuerzas creadoras y cognoscitivas del hombre, en todas las esferas de la vida pública.
Es decir, el reflejo estético (la belleza sea natural o artística) está constituido por imágenes sensibles e ideales que revelan y/o expresan lo general (universal) de la realidad material e histórico-social a través de representaciones creativas específicas, singulares o parciales.
Por su parte, el marxismo sostiene que el arte es parte de la conciencia social y refleja los rasgos más esenciales, más típicos de la realidad, de la vida social vista a través de lo individual.
El artista realista, al crear sus imágenes, ingresa en el mundo interior de lo representado. Nos ofrece, bajo la forma de caracteres individualizados y de sucesos concretos, una plasmación de caracteres típicos en circunstancias típicas, un reflejo de los rasgos esenciales de la vida social, de la psicología, de las costumbres, de la moral de tales o cuales grupos sociales.
La galería de obras creadas por el artista revela ante nosotros todo un mundo de relaciones sociales y acontecimientos históricos. En este sentido, el arte realista tiene por misión representar no sólo la belleza, sino también lo feo; no sólo lo agradable y lo admirable, sino también lo vil; no sólo lo positivo sino también lo negativo, desenmascarando lo despreciable, lo vulgar, lo caduco y provocando el rechazo hacia ello. Cuanto más progresiva, más significativa, más elevada y más certera sea la idea social contenida en el arte y más perfecta la forma artística adecuada a ella, más alto y más trascendental será el mérito de una obra de arte.
Marx y Engels pusieron de relieve el carácter clasista del arte en la sociedad de clases y sostuvieron que el desenvolvimiento del arte se halla sujeto a estas condiciones históricas.
Lenin sostiene que la conciencia del hombre no sólo refleja el mundo objetivo sino que lo crea a través del arte. Para Lenin el valor de una creación artística reside ante todo en su veracidad, en la capacidad para reflejar artísticamente los aspectos esenciales de la vida del pueblo. Su carácter, sus ideas y aspiraciones.
Lenin también sostiene que la supuesta libertad de creación (tan divulgada por los ideólogos burgueses) no hace sino ocultar las más vergonzosas dependencias, que buscan desviar la visión social e impedir que el arte sirva a los intereses de las grandes mayorías. La auténtica libertad del artista, afirma Lenin, consiste en huir de las relaciones mercantilistas, de la explotación y del soborno, en no amoldarse a los gustos de los grupos sociales que ejercen la opresión. Añade que en la relación del artista con la liberación social y humana está la garantía de su propia libertad.
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