Escribe: FERNANDO CHUQUIPIUNTA MACHACA
Nuestra literatura se caracteriza por su heterogeneidad, solía decir Antonio Cornejo Polar -catalogado por muchos como el último crítico nacional. El celebrado poeta puneño Boris Gilmar Espezúa Salmón con el libro “Gamaliel y el Oráculo del Agua”, en la XIV BIENAL de Poesía, ha ganado el primer puesto del Premio Copé Internacional 2009. Además de la edición de la obra, recibirá 20.000 nuevos soles. Una interesante muestra de poesía peruana que se aleja de los trasnochados referentes canónicos. A pocos días de la premiación y aprovechando nuestra corta estadía en Puno, el liróforo aquerenciado conversó con el diario Los Andes.
¿Cuál es su primer comentario?
Estar emocionado… por la sorpresa y por el significado del premio que es de gran envergadura. Te confesaré que por las temáticas que anteriormente se han otorgado en las bienales pasadas, era escéptico de poder ganarlo, pero me equivoqué y creo que es un signo óptimo de lo que viene pasando en materia de cultura en el Perú, porque siento que se está dando cabida al pluralismo, a la heterogeneidad y con reconocer a mi poemario siento que ello es lo que primó, además de la forma de decirlo en poesía.
“Gamaliel y el oráculo del agua” es el título del poemario ganador. Mucho tiempo de esfuerzo empleaste ¿Qué significa para Puno y el Perú éste texto?
Es un libro polisémico, que muestra ritos, mitos, danza, magia algo de filosofía y religiosidad andina, todo ello en base a la figura de Gamaliel Churata que en el libro es quien habla a través de un pez del Titicaca, y a través de su propuesta cultural que es el eje vertebrador del libro, la poesía es coloquial, a veces épica y diría basado en la historia y cosmovisión altiplánica. Creo que es fruto de un esfuerzo de años, y que significará para el Perú un aporte de este lado del país que no es sino una voz de peruanidad y de identidad.
¿Cómo incide la post-modernidad en tu poesía?
Bueno, este libro es un intento de poner las plumas en remojo, de volver a los orígenes, a la búsqueda de lo natural y de mí mismo. Pretende llegar a lo más esencial del ser humano, intenta una mirada distinta del hombre, desde su ser más profundo. Es decir, es un retorno a las raíces, al sentido que tiene el ser humano en este mundo, que a la vez es parte de la naturaleza.
¿Y cómo te autodefines?
En constante búsqueda, en producción inmutable y tratando de descubrirme yo mismo, de encontrar claves para entender el mundo en el que vivo, a partir de la poesía.
¿Qué es la poesía?
Es una práctica trascendente en el sentido de que conecta al ser humano no solo con el entorno, sino con el mundo en que vive, con lo que está más allá del tiempo. Se trata de la expresión mayor de la palabra y la sensibilidad humana. Cada poeta expresa un mundo distinto y de la forma más extraordinaria.
¿Cuáles son los poetas que has leído?
Los clásicos, Becquer, Eluard, Neruda, Carlos Oquendo y poetas peruanos. Pero César Vallejo es el maestro que más me ha enseñado a trabajar los poemas. Es el poeta que expresa la condición humana y cuanto más pase el tiempo, crecerá su presencia.
¿Cuándo escribes?
En principio hay momentos en que debo escribir de todos modos y también momentos en que quiero escribir y no puedo. La poesía es ante todo metáfora, ritmo, una visión del mundo. Es lenguaje más allá de la sensibilidad de cada poeta. Tengo en cuenta esas condiciones básicas. La poesía es un trabajo muy difícil.
¿Qué otras palabras nos puede brindar Boris Espezúa, en este momento de plácemes para Puno?
Agradecer a todos los que apostaron por mí y a mi familia, amigos, compañeros en la pluma poética. Decir que el premio no sólo es para Boris Espezúa sino para Puno, y para revalorar a nuestro pontífice de las letras como fue Gamaliel Churata.
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